domingo, 24 de octubre de 2010

Se me quemó otro foquito

Mientras mi vida parece una síntesis del regreso de los muertos vivos me muero de frío porque no funciona bien el calefón. Los electrodomésticos/utilería de hogar se revelan contra mí. Me estan dando señales. Mi casa me quiere decir algo. Tengo que empezar a prestarle más atención. O será que tengo que dejar de prestar atención a las cosas que pasan alrededor. No lo se ya lo voy a descubrir. Así como descubrir cuan divertido es bailar sin para hasta las 6 de la mañana. No importa el calor, no importan las aureolas en las camisas de los pibes del grupo, no importa nosotras con rodete y flequillo atado para atrás. No importa el maquillaje corrido si hay posibilidad de armar una ronda y meterle pasos espaciales, como los amigos que canta florero. No se si la pasaron. Lo que realmente se es que mis zapatos, en realidad botas que por cierto me dieron mucho calor pero me abrigaron cuando tuve que caminar a buscar taxi, terminaron muy gastadas. Con gusto. Como mi cerebro y mi garganta por cantar a los gritos. Ese lugar siempre nos da material para pasarla bien. Me da materia prima para escribir este blog. Que por cierto tengo que mandárselo por mail a un pibe, al que le compre un librito. Muy bueno lo que escribe. Muy buena onda él. Creo que lo voy a hacer. Por ahí se divierte. O por ahí no. No me interesa. Loló lo caracterizo muy bien mientras el canino del Sol temblaba del frío como yo en este momento.

La cabeza me explotaba un viernes a la mañana porque el jueves cambio su personalidad y se sumo a los fiesteros del finde. Tengo que dejar de salir tanto. O tengo que empezar a hacerlo todos los días. La verdad no lo sé. Ninguna de las dos opciones me tienta mucho, a menos que surgan planes que me vuelen la cabeza. Ya veremos por donde sigue esto. Mientras tanto la tipa se siente como en 5to año del secundario. Ahí en la recta final donde todo te importa nada. Donde juntarte con tus amigos es prioritario antes que terminar un trabajo practico para la materia que tenes atrasada. ¡Que poco me interesa ponerme al día!. Siempre con la excusa de que cuando tenga tiempo libre me siento frente a la compu y me pongo las pilas con esos trabajitos insignificantes. No me lo creo ni yo. No me lo cree nadie. Mejor. Así nadie me incita a ser responsable.

El balcón me tiro onda toda la semana. Lastima que el clima no acompañó. Frío. La primavera se arrepintió. Estuvo buena onda un par de días, con unas temperaturas que incitaban a calzarse la pollera y las ojotas, así como en la peli de Julia Roberts en el lugar que conoce a Bardem (me acabo de acordar lo sexy que es haciendo de brasilero y siendo un sensible total. Quiero verla de nuevo, uno de estos días me la alquilo y me siento con medio kilo de helado para mi sola, de dulce de leche y mousse de chocolate) pero después aparecieron las sensaciones térmicas por debajo de los 15 grados. No es tanto si uno lo piensa con detenimiento. Pero cuando te agarra ese vientito. Que ni siquiera los 2 millones de edificios que existen en la city lo paran. Ese que me recuerda al sur. Que te congela la nariz y se pone roja. Ahí cuando te enteras que se fue el verano. Las camperas y los guantes en las manos aparecen. Como ese día que nevó en el colegio. Tengo ganas de que sea diciembre. Es una fecha bastante particular. Es el pico de la bipolaridad. Me gusta y no me gusta. Me llena y me hace vacío. Se termina y esta por empezar. Hago un tour entre mis amigos y mi familia. Aparecen las reposeras de los vecinos en la vereda. Algo que acá no se hace y que extraño. Mientras riegan el pasto del frente de las casas. O nosotros que lo desvirtuamos juntándonos hasta las 3 de la mañana mientras tomamos unas cervezas con los pibes, esos que nos aguantan desde que éramos niñas. Esos que nos aguantan desde siempre.

Me estoy clavando 15 botellitas de medio litro de agua por día. No me hacen el efecto que quiero. Sirven para apagar el fuego. Es cuestión de hábito. Así como las cenas que estamos metiendo. Espero que a B se le haga una costumbre también y no colguemos tanto. En mi casa o en la suya, o mientras miramos una expo de fotografía y después nos clavamos unas buenas cervezas alemanas en un bar que me tira para irlandés. Con unas papas muy especiales. De esas que no te permiten bajar 2 kilos pero si aumentar 10. Con esas no se hace discriminación. Así como con una pizza tentadora en el balcón. Si la estación del año se pone de acuerdo con su personalidad, los días, tipo 7 de la tarde traerán muchas de esas juntadas a mi casa. Así como pijamas party. Como el que hicimos el viernes. La habitué de la casa Che y la sumatoria de Loló. Acá hay camas de sobra. Lo digo y lo repito. O por ahí no lo digo tan seguido. Espero que mis amigos lo empiecen a tener en cuenta. Esos días el departamento no queda grande. “pueden venir cuantos quieran, que serán tratados bien” como dice la canción que me hace acordar a mi papá haciendo el asado en el patio mientras nos clavamos una picadita con cerveza negra y nos sentamos a ver el cielo que no acostumbro a ver el resto de los 9 meses que no miro para arriba. Acá hay lugar de sobra. Y todo el que quiera puede autoinvitarse, como acostumbra a decirme en joda George. O no se si tan en chiste. No importa. Me voy a comprar una alfombra de “bienvenidos” para poner en la puerta. Así como mi vecina, la que hace las mejores sopas del edificio, o por lo menos eso intenta comunicar el olorcito que se expande libremente por el pasillo cada vez que salgo a tomar el ascensor.

Tengo que poner cuadros en mis paredes. Porque ahora que van a venir mas personas a mi casa tiene que tener un poco de onda. Por mi también. Para mirar hacia los costados y encontrar cosas alegres. Además de las fotos de mi abuelo. Voy a hacer un collage con imágenes que me gustan. Esto se presta para el escrache. “el que avisa no traiciona” digo por las dudas. Para que después no vengan las puteadas y las frases del estilo reclamo por las caras que se parecen a las que se hacen cuando comes algo que esta caliente. O las del fondo en una foto de boliche. Espero se puedan imaginar de que tipo de expresión facial estoy hablando.

Puedo mantener mi casa limpia y ordenada. Eso es un punto a favor. Significa que yo estoy bien. Como siempre repito “mi casa representa mi cabeza” creo que el Sr. de la cabeza me pude felicitar. Ya no existen los días pozo o por lo menos ya no se presentan con tanta furia. Será que yo deje de darles importancia. Puede ser. Un día me desperté y ya no me importaba más…

3 comentarios:

  1. QUIERO VERANOOO! Entre tantas picadas, reposeras, cerveza negra, regar el jardin, me dieron ganas de verano..estar en mi balcon tomando algo, mirando mi patio descuidado pero copado! La primavera que no termina de aparecer. Mi habitacion que se parece a tu pelo cuando corre viento o cuando lo revoleas mientras bailas..asi esta, un desastre jaja! Y conseguite unos buenos cuadros, yo puse en mi hab de publicidades antiguas de bebidas, para recordar lo borracho que solia ser :P...y del equipo de mis amores. Y un consejo amigate con los electrodomesticos, o por lo menos pegale, casi siempre se arreglan asi..hay que demostrarles quien manda!

    ResponderEliminar
  2. te escribí un comentario re largo y se me borró me enojé!!! otro día te lo comento de nuevo jaja

    ResponderEliminar
  3. Jeje...yo ya la tome como mi casita =)... me voy a llevar un osito para que duerma en tu ex pieza y me haga compañia cuando vaya yo, porque pobre almohadon, el otro dia lo aplaste todo. Y mañana seguro que voy otra vez jejeje.
    Besoooo CHEEE.

    ResponderEliminar