martes, 27 de septiembre de 2011

Rentando o alquilando

El tiempo es un concepto que viene apareciendo en mi vida bastante en este último tiempo. (Valga la redundancia). Debe ser la edad o el momento, no lo se y creo que tampoco me importa. Pero me di cuenta que hay varios factores que influyen en esta cuestión de medir, calcular, tener un parámetro de tiempo. Depende del cristal con que se mire es que estas un poco o muy ciego. Hay tiempos para distintas cosas, o cosas metidas en distintos tiempos. Una de ellas y que me desespera es la espera. Por ejemplo, tenés un turno… ¿Qué haces? ¿Llegas 10 minutos antes? No. Porque seguro llegaste muy temprano y por la ley de Murphy ese día el medico se atrasa 40 minutos. Llegas después, no porque perdes el turno que te costo tanto sacar. (Aclaremos con esto que es mucho esfuerzo levantar el tubo del teléfono, marcar los numeritos y tratar de coordinar con una secretaria que no tiene ganas de estar ahí cuando es que podes modificar tu rutina diaria para poder ir). Alguna vez el psicólogo me dijo que si llegas 3 minutos antes no estas siendo puntual, estas llegando 3 minutos antes. Eso es clave..por eso cuando tengo un horario de llegada a un lugar camino la primera parte del trayecto corriendo para que me sobre el tiempo para caminar despacio la parte restante. Ni hablemos de cuando te citas con alguien. Bue, ponele que en estos tiempos que corren te dignas a tener una cita. Ponele que todavía los hombres te invitan a tomar un café y no te encaran en una barra con un fernet. Ponele que nosotras no los andamos apurando para que nos inviten a tomar algo para después decir que va muy rápido. Ponele que yo prefiero que me inviten al cine y que sea 3D. En fin, ¿Qué haces en esos casos? Llegas antes y tenés que bancarte esos interminables minutos donde la otra persona no aparece. Miras para un lado, miras para el otro, hasta miras hacia el suelo a ver si por casualidad es tan creativo que se te aparece debajo de un zapato. Lo peor de esas situaciones es que vos estas ahí parado, esperando, en una esquina, al costado de una escalera, al lado de uno disfrazado de Barney, mientras la gente que pasa te mira. Y pensas “deben pensar que quiero robarles algo, que estoy haciendo de campana” y te pones a mirar el celu, o a atarte los cordones, o a hacer todas esas cosas que crees que te harían ver normal pero que en realidad te hacen ver mas sospechoso que nunca. Aun mas trágico resulta si esa señora que pasa caminando por adelante tuyo con un bastón y apenas puede moverse piensa “pobre, la dejaron plantada”.

También existen otros tipos de tiempos de espera, obviamente que en el teléfono es lo peor…”bancame que busco papel y lapicera para anotar”...uff listo, acá me clavo 10 minutos, me gasto todo el crédito, no va a salir tinta, se va a dar cuenta que el papel es importante y no puede rayarlo, etc, etc, deambulas por tu cabeza mientras el teléfono de la otra persona queda apoyado en la mesa solo, riéndose de vos que estas ahí respirando fuerte. Pero para ir subiendo la graduación de lo terrible del tiempo de espera podemos declarar que la mas desagradable de todos los minutos, segundos, horas, etc es cuando tenés que decirle algo a alguien que no queres decirle. “no te quiero mas”, “me voy a mudar”, “me dieron el trabajo que querías”, “me canse de que hagamos siempre lo que vos queres”, “me olvide de ponerle mayonesa al sándwich”, y así podemos seguir. Es una adrenalina y un vértigo pensar en que puede pasar en ese momento en que las palabras salgan de tu boca, y es placentero pensar como te vas a sentir en el instante después de haberlo dicho.

Otro tiempo que me tortura en estos días es el que existe entre el momento en que te vas a dormir y el segundo exacto en que el despertador suena. Obviamente el primero de los 4 despertadores que te pones para informarle a tu cerebro que ya es hora de sacar la carucha a la calle e intentar tener una vida normal como el resto de los seres humanos (aunque no lo consigas muy seguido). Justamente este espacio temporal que existe entre esos dos puntos suele llamarse sueño, noni, dormir, desmayarse en la cama, descarrilar el cuerpo contra el colchón, babear la almohada y lamentablemente para algunos…roncar, se convirtió en algo gracioso para mi conciencia. Soñé que me encontraba con un señor ex y me decía que de los 30 días del mes, me extrañaba solo 20…y para mi grata sorpresa mi respuesta fue “¿Qué hacemos con los 10 restantes?, ese tercio del mes ¿no me extrañas?...Yo no puedo vivir con fracciones”. Ahí descubrí que el tiempo no es tiempo sino que es la cantidad de numeradores y denominadores que nosotros queramos…

jueves, 1 de septiembre de 2011

Joyeux anniversaire!

La cuestión es la siguiente: Hace 1 año exactamente se publico el primer posteo. Fue la consecuencia a la causa que se llamaba “hubiese cumplido un nuevo aniversario con mi ex”. LA ANGUSTIA se había apoderado de mi cabeza durante todo el mes de agosto. Se acercaba el día y yo no podía hacer nada. Cuando llego la fecha paso de todo menos lo que yo pensé que iba a pasar. Que de eso iba a nacer un blog. Si, porque la tipa cuando se deprime escribe. Pero además cuando se pone feliz escribe. Ni hablemos de cuando se le pelan los cables (mi pelo podría decirse, como me dijo un Sr. ebrio cuando tenia 10 años). Todo esto me hizo reflexionar sobre la costumbre o necesidad que tenemos de estar celebrando, recordando, conmemorando las cosas. Buenas y malas.

Me pongo filosófica mientras como dulce de leche del pote. Porque hoy tengo que festejar, conmemorar y celebrar que hace 1 año tuve un impulso. Tuve ganas de dejar salir todo eso que no me dejaba dormir bien. Me he propuesto en la vida celebrar las cosas más banales que puedan existir. Como por ejemplo, hace 6 días exactamente me pare en la esquina de una avenida muy ruidosa y transitada. Esperando cruzar la calle, con todo el fastidio que significa vivir en una ciudad, de repente salio el sol y un vientito bien helado me hizo darme cuenta que todavía estamos en invierno. Yo me pregunto entonces…¿Por qué no puedo acordarme de eso dentro de 10 años? ¿Qué necesidad tengo de estar recordando el día que le di un beso al bepi ese? ¿Qué necesidad tenemos de conmemorar el día que se murió un ser querido o importante para una causa? Se que es una cuestión de respeto, pero a veces nos olvidamos un poco de que hay cosas cotidianas que tendemos a olvidar y podrían ser motivo de festichola igual. El día que probé el primer vaso de fernet….yo me lo acuerdo…pero ¿cuántos de los que leen esto pueden decir exactamente en que momento fue y con quien estaban?

La cosa no está en criticar. Porque estoy cansada de las críticas. Todo el mundo tiene la capacidad, voz y voto de decirle al otro lo que hace mal. No hay que dejar de acordarse de los aniversarios con los novios, no hay que dejar de recordar la fecha en que cumplís años (si llegaste a este punto, creo que te ha visitado el alemán). Menos que menos olvidarse que algún ser humano fue significativo en nuestra vida y ya no está. Pero creo que la cosa está en festejar otro tipo de cosas. No es vivir del pasado, ni quedarse atado a lo que fue. Es darte cuenta que estas disfrutando de las cosas cuando son buenas, y que las malas fueron consecuencia de decisiones equivocadas pero que ahora no repetirías.

Por esto mi propuesta de acá en adelante es que empecemos a inmortalizar en nuestro cerebro cosas cotidianas sin tanta pompa como un san Valentín o un año nuevo. Porque al fin y al cabo, son nada mas que FECHAS. Impuestas, decididas, arbitrarias, estipuladas…a las cuales todos respondemos de la misma forma, o vamos contra la corriente. Como hacemos con mi grupo de amigas que celebramos nuestro propio dia de los enamorados teniendo por lo general una noche patetica, donde siempre pasan sucesos inesperados, donde ves a todas las parejitas apretando en el cheboli y vos estas cual loca desaforada y chivada bailando en el medio de la pista sin importarte nada. Total, el pibe que te gusta, si esta soltero no sale ese día para no comerse el garrón de la cursilería. Y si tiene novia, debe estar soportándola a ella diciéndole “te amo” cada dos minutos. Por eso nos propusimos conmemorar año tras año, el día de san Benjamin, que nada tiene que ver con nada pero nos hace felices. Propongo también acordarse del día en que te pusiste ese vestido “de la mala suerte” o como lo pienso yo “el vestido que no le encanta a las consecuencias de mis actos” que acompañó a acontecimientos inexplicables, inesperados e increíbles. Lo que no pensaste que iba a pasar esa noche ni nunca, sucede. Eso es motivo de conmemoración. Igual que el día que probas una marca nueva de chocolate.....o cuando descubrís que tu favorito bajo de precio. El esa hamburgueseada donde probaste el queso cheddar verdadero (no el de cadena de comidas rápidas). La noche que aprendiste a bailar con los tacos de 10 cm sin caerte (ni al piso, ni sobre la gente, ni sobre vos misma, ni mientras haces pis, ni cuando intentas bajar un escalón, ni cuando te llevas puestas las camperas en el centro de una ronda de gente bailando). Por este motivo es que hoy me broto mientras me bajo el pote de dulce de leche a cucharadas…