martes, 30 de noviembre de 2010

Cinta bifaz


Me siento y lo intento. Lo juro gente. Lo intente toda la semana. Siempre puse excusas. Voy a esperar un día más porque voy a tener material. Una mentira para autoconsolar mis no ganas de escribir. No me sale. ¿De qué voy a hablar?. No se flaca, pone los dedos sobre el teclado y que se escriba solo. Bueno acá estoy. Después de mini fumarme con mucho gusto a Iván Noble en el auto de Lolo, me inspiro la voluntad. Quiero seguir escuchándolo pero también quiero mirar tele. Alguien que me explique que pasa. Decidite. Aprende a decir y hacer. Tengo el zoom del programa en chiquito. Parecen letras lejanas. Encima yo no veo mucho. Menos de noche. No reconozco caras. Aunque eso a veces esta bueno. De día me doy cuenta lo feo que sos. ¿Por qué no te mire un poquito mas mientras había estrellas?. En realidad en esta ciudad nunca hay. Por eso tengo ganas de irme de vacaciones. El placer de sentarse cómodamente, clavándose un ferni bien frío y mirar para arriba con cara de idiota. Feliz. Siempre localizo las 3 Marías. Cuando salgo a la puerta de casa. Allá. Donde hace mucho calor de día. Y de noche hay que calzarse el saquito. Donde el olor a lluvia entra por la ventana que esta a la altura de mi almohada y no es necesario salir al balcón.
Viste cuando se te hace nudo en el pecho, que baja y sube constantemente al estomago. Después te da gastritis. No paras de lanzar en todo un día. Tenés que ir a una guardia y te pinchan dos veces. Temblas en la camilla, hay algo que no podes controlar. Los hospitales y las clínicas te ponen mal desde que tenés uso de razón. Siempre me voy a acordar de esa fiesta con pintura fluor y vestido floreado. En realidad no. Mi cabeza, todo mi cuerpo, quedo igual que mi casa. Fue intenso y corto. Pero así fueron las consecuencias. Tanto que no fue necesario hablar. Y dormirse con el sol que ya entra por la ventana. Creo que necesito parar un poco. Este no es un bueno momento para escribir me parece. No se. Yo atraigo las cosas. Lo pienso y aparece. Lo revuelvo con el Sr. de la cabeza y ahí esta. Alguna vez leí algo. Que decía que hay que aprender a decir que no para poder decir que si. No era una proclama a lo negativo. Era saber poner un límite. Entender uno que no quiere hacer eso. Hacérselo saber al otro. “si no lo decís nadie se va a enterar que te pasa”. Me lo dijo como 50 veces el chabon que me banca hablando en la sesión mientras yo como idiota sigo controlando todos mis movimientos y gestos. No se me va a escapar una lágrima mas. No por eso. No por este motivo. Creo que los 30 turnos que me da la obra social no me van a alcanzar.  No voy a hacer eso, no quiero, no tengo ganas. “decilo”. Sisi todo bien, ¿quien se banca el enojo después?. A mi no me sale. Un “si” fácil no tiene sentido. No se disfruta. No se entiende. No lo vuelvo a hacer más. Es una mentira obviamente. Todos lo sabemos. Todos hacen que me creen.
“voy a esperar que pare la lluvia para salir a la calle”. Totalmente empapada a las 2 cuadras. El momento justo. Cuando la cortina de agua era interminable y el cielo mostraba el sol, mientras yo tramite de por medio iba a la casa de mi amiga con el mismo nombre que el astro. No voy a llevar paraguas. Es al pedo. Con los techitos de los edificios me alcanza. “no podías haber esperado un poquito para salir a  caminar?”. Me dijo el taxista, mientras se fumaba un pucho y me ofrecía pañuelitos para que me secara. “si queres hay mas”. Me dio vergüenza, no alcanzaban ni para secarme las pestañas. Justo ese día se me ocurrió ponerme pollera blanca. Los porteros en las entradas se dieron el lujo. Me decían cosas. Yo caminaba rápido. Menos mal que no me puse maquillaje, sino terminaba como el fernet que se me volcó el otro día en la previa sobre la mesada.
No se para que me gasto en pintarme las uñas. Menos de 24 horas después se saltan. Se rompen. Se astillan. Pareciera apropósito. Cuando están al natural, las tipas perfectas. Debe ser que no quieren estar tapadas. Ahora trato de no taparme tanto. Quiero usar polleras mas cortas. No para mostrar el culi, como la pendeja con cara de trasnochada que cursa fotografía con florero y conmigo. Simplemente para pasar por afuera de un hall vidriado y que me guste lo que veo. No al escote. Las cosas que se pueden escuchar son brutales, pero si mostrar el cuello. Para algo mas que sostener el cerebro lo tenés. Empieza la época de las ojotas. Eso me alivia. Me gustan los pies. No de todo el mundo, pero los míos si. No son bellos pero me muestran que llego el verano. Aparecen las marcas de caminar descalza por toda la casa y correr a lo de mi amiga Bou. Los maltrato un poco. Pero también les doy la oportunidad de sentir todo lo que el resto del año no pueden. El pasto alrededor de la hamaca que me construyo mi abuelo cuando tenia 2 años, la madera del entrepiso y de mi departamento, las piedritas del bar donde me acobacho con mis amigas y estoy a salvo, el agua de alguna pileta y la arena calentita a las 7 de la tarde mientras baja el sol en la playa que aseguro me va a traer un cuentito nuevo para empezar el año…

viernes, 19 de noviembre de 2010

Subí el volumen

Limpiar tu casa puede servir para 2 cosas. En realidad para más. Pero 2 son seguras. Y no caigamos en lo básico de pensar que una es que no haya mugre. Eso es un resultado secundario. Las mujeres limpiamos, fregamos, barremos, pasamos trapo, esponjita, nos fumamos el olor a Cif, el olor a lavandina, nos ponemos los guantes amarillos, nos arruinamos las uñas, chivamos, el pelo despeinado con rodete incluido…todo por el resultado que obtenemos. Volvamos con lo de antes. ¿Cuáles son las opciones entonces?. Primero, no pensar. Actuar y no dejar lugar a otra función cerebral que no sea la motriz. Te peleaste con tu novio, te fue mal en un examen y perdiste la materia, el portero se hizo el boludo y no llamó al pintor, no llegas a fin de mes, tus viejos te rompen las bolas, abrís el placard y no tenés ropa….¿y?...¿que hacemos?. Limpiar sin parar. Si hago no pienso, si no pienso, las cosas no existen. Tres horas gastamos de nuestra vida, a veces mas, a veces menos. Pero ahí están. Invertidas. Aprovechadas. Descargadas. Que gym, ni gym. A sudarla metida adentro de la bañera refregando. Voy a buscar algo que me olvide al lavadero y en la pasada me veo en el espejo del baño. Ufff que despeinada estoy, que no venga nadie ahora a tocarme timbre. Que no aparezca ningún amigo con el “holaaa te caí de sorpresa a tomar unos mates”. Ni hablemos si tuviese uno a cual llamarlo “gordo” y el tipo ese día se acordó de que existo para caerme con el almuerzo comprado en rotisería de onda porque hace mucho que no comemos juntos. Menos que menos si aparece un llamado del Congo, ese que podes ver el viernes o sábado a la noche, pero el tipo decide pasarte a buscar para ir a almorzar, o te propone verse después de comer para dormir una siesta. Miras la hora y son las 12. ¡No llego ni en pedo!. Todavía te queda limpiar el piso, lavar los platos, hacer la cama, bañarte, ponerte diva, tratar de que el pelo te quede bien…muchas cosas. Menos mal que eso no me pasó. Aunque..pensándolo bien, que lastima que no pasa. Seguís metiéndole con fuerza a la bañera pero también seguís sin tener cerebro. Sos una hueca. Que placer. Un momento donde sinceramente no hay conexión cerebral. Escuchas la radio de fondo. El locutor que tira frases que te sacan una risa. Te asomas casi cayéndote, en una pose medio extraña por el pasillo para escuchar mejor un comentario que te interesó. Con cara de boluda. Con esa misma cara que ponemos las mujeres cuando nos maquillamos o nos ponemos crema. Boquita intentando estirar el resto de la cara y semi abierta. Si te lo estas imaginando probablemente estas probando hacerla. Y volves a agacharte con el culex para arriba y fregas y fregas y fregas. El resultado de esta operación es un cansancio aplanador pero las canillas brillantes y un poco de relax a los 2 hemisferios del órgano que parece una nuez.

Ahora vamos por la otra opción. Cuando limpias pero pensas. Maquinas una y otra vez. Ese problema al que mágicamente le encontras solución. Debe ser que estas medio mareada e idiota porque te fumaste el olor a lavandina. Estabas muy cerca cuando roseaste el limpiavidrios en el espejo. Ahí se te ocurren respuestas a conversaciones que alguna vez tuviste con alguien, que deseaste decirle algo y no te salio porque lo que te dijo te dejo cual cubito de hielo. Ahí se te ocurre que hubiese pasado si hacías tal cosa. Entendes un chiste o comentario que te hizo un pibe hace unos meses y siempre te quedo en la cabeza porque no lo habías entendido, tratando de descifrar que quiso decirte en ese preciso momento. Conclusiones existenciales de quien sos hoy, hacia donde vas, que queres en la vida. Es cuasi una epifanía. Se te ocurren mensajes de texto geniales para hacerle una joda a una amiga con la que no hablas hace mucho. Te arrepentís en el camino porque tenés los guantes llenos de espuma, no vas a poder apretar bien las teclas y sacártelos implica muchas otras cosas que no estas dispuesta a hacer. Vas a buscar otra cosa al lavadero y pasas por en frente de la compu. Ves que te hablaron. La ventanita en naranja y contestas medio monosilabito porque estas llenando el teclado de limpia baños universal. Otra cosa mas que hay que limpiar después. Ya para esta altura te estas muriendo de calor y en la radio te anuncian que hacen 28 grados. Como si tuvieses un sauna instalado en tu casa. ¡Menos mal que estoy haciendo mantenimiento y no limpieza a fondo!. En el transcurso de las horas vas llegando a puntos de restauración para cuando se te queme el disco. Ahí pensas volver en algún momento cuando tengas problemas y tengas que volver a pensar las cosas.

He aquí entonces una de las conclusiones a las que se pueden llegar estando drogado por productos de limpieza. Uno se acostumbra a las cosas. Es así. Se acostumbra a tenerlas y a no tenerlas. Es aplicable a las personas y a las cosa materiales. Vamos a hacer una analogía entonces entre lo que pasa con un ser humano y un electrodoméstico.

Pasaste toda tu vida sin microondas. Un día experimentas lo que es tener descongelado el bife en 2 minutos. En tu casa. A la hora de cocinar. Te empezas a encariñar con el aparato. Lo usas para todo. Cuando hay sobras las calentas ahí y listo. Él solito hace todo. Recordemos que se puede aplicar a una relacion. Sigamos. Vas a un hogar donde no tienen microondas y te preguntas como hacen para vivir sin el. Como harías vos, ahora que lo tenés en tu vida para estar sin el. Como hiciste para estar tanto tiempo en otra situación. Es ideal. Es lo que querías. Es lo que necesitabas. ¿En serio es?. En tu cabeza no hay otra posibilidad. Un día se rompe. Metes el café, pasa 1 minuto y sale frío. ¿Qué esta pasando?. Lo desenchufas, lo dejas descansar, no metes mas cosas, lo golpeas, si podes le preguntas que le pasa. Recordemos nuevamente que esto es aplicable a una relación amorosa. ¿Qué paso entonces? No funciona mas. Se rompió. Empezas a pensar en todo lo que significa que haya sucedido esto. Tengo que llamar al service, me tienen que avisar como hago, lo tengo que llevar, lo vienen a buscar, me va a salir caro, me compro uno nuevo, no tengo plata, como hago para seguir descongelando la carne. El shock. ¿Cómo sigo mi vida sin el microondas?. Esta ahí. Sobre el mueble, sin usar, no sirve, no funciona como debe. Es un cadáver de algo que alguna vez fue bueno y ahora no lo es. Tiene solución. ¿Es la mejor?. Evaluas todas las posibilidades, después del llanto por la bronca. Justo cuando pasan todas las otras cosas ¿también se tenia que arruinar esto? Se esta rompiendo el tele, no funciona el calefón, las paredes se caen a pedazos. Volvamos a recordar que es aplicable a los seres humanos. Mi vida es un desastre. Dejas que pasen las semanas. Y el electrodoméstico sigue ahí. Muerto. Un día viene alguien, que te dice que te va a ayudar. Tus viejos, tus amigos, y te acompañan a llevarlo al service. Vas resignado a que te van a cobrar mucho, no lo van a poder arreglar, ya no va a servir. Y lo dejas. Un papel dice que ahí te solucionaran el problema. Y tenés que cocinar, porque sino te morís de hambre y no podes vivir de delivery. Empezas a ingeniártelas para recalentar las cosas, usas las ollas que tenias olvidadas en la alacena, te acordas de sacar el bife 3 horas antes para que no tenga hielo, el café por un lado y paralelamente calentas la leche en un jarrito. Existís. Te das cuenta que podes seguir. A veces te da un poco de fiaca porque significa hacer esfuerzo cuando con el microondas era fácil. Pero lo haces. Seguís adelante. Te empieza a parecer divertido porque innovas con las comidas. Cambias tus hábitos de vida. Cambias tus costumbres. Empezas a ver la hora de poner las sartenes al fuego como un momento para poner música y bailar, no estar idiotizado mirando tele mientras el plato adentro del cubo blanco gira y cocina tu comida por si mismo. Te dan ganas de invitar a la gente a comer, porque ahora probas cosas nuevas. Ya no te importa tanto que el tele no funcione y que el calefón se apague. Escuchas radio y te vas a bañar a la casa de esa amiga que no ves hace rato. Te dedicas a leer libros. Y escribir un blog. Un día recibís un llamado. “hola te llamamos del servicio técnico de…”. Volvió a la vida. Tu aparato funciona de nuevo y tenés que ir a buscarlo. Y ahora ¿como hago para incluirlo en mi vida de nuevo? Ya me había acostumbrado a esto. Lo buscas y lo apoyas gentilmente sobre el mueble. Lo probas tímidamente con un café con amigos y el tipo funciona. Pero ya te olvidaste de cómo era vivir con esa facilidad, esa comodidad de las cosas. Sentís que te va a tirar para atrás. Ya probaste una vida con algunas dificultades pero mas divertida. Como solucionas esto. Estas un escalón mas arriba. Recordemos que se aplica a circunstancias de amor. No queres volver a lo de antes. Queres algo nuevo. Y seguir disfrutando de lo que venís viviendo. ¿Entonces?. Seguís como venias y tenés la capacidad de incluir tu microondas en algunas de tus actividades. No te permitís quedarte sentado mirando tele mientras hace todo solo. Le das la oportunidad de que te ayude en algunas cosas, pero seguís bailando mientras tenés el fuego prendido de las hornallas y revolves eso que con tanto gusto te estas cocinando…

martes, 16 de noviembre de 2010

un numerito al costado

Bueno. Esto empieza así. Tengo el síndrome pre. ¿Eso dice todo no?. Lamento contestar esto pero no. Es una cosa así como bastante particular. Todas las minas lo hablan. No hay día en que no se converse sobre esta situación. Sobre la que viene después también. Pero a mi en este momento no me importa. Porque estoy en el before. ¿y qué es esto del antes?. Paso a relatar.

Estoy inflada cual pez globo, rueda de auto, zeppelling, piñata mexicana, vestido con viento, ego de Maradona. Si señores, así estoy. Me siento y el pantalón me apreta. Las gambas y la panzi. Ni hablemos de las “tikis” como le dice mi amiga la model. Puedo estar sin ñocorpi y las tipas se mantienen en su lugar, cual niña operada. Los brazos. Estoy reteniendo líquido. Emmm bueno me tome 400 millones de litros de agua y de todas formas el volumen total corporal no baja. A pesar de ir a hacer pis cada 14,7 minutos, no baja. ¿Por qué no soy hombre?. Pfff todavía no llegue a lo peor y ya me estoy arrepintiendo de mi género. Me tomé la pastillita mágica. Esa que nos tragamos con florero cuando no damos más. Le voy a meter caminata con El Sol a ver si la situación se acomoda. Esperemos que si, porque esto tiene repercusiones. El humor.

¡hooolaaa! Que ganas de matar a alguien que tengo. Ese profesor que tiene retraso de babosa y un criterio bastante particular me hizo estallar. ¿Qué hago para remediar esto?. Salgo a correr y descargo energías. Hago boxeo. Bailo árabe. Grito por el balcón. Me acuesto a dormir. Le pego a alguien. Escribo el blog….NO, NO, NO….me prendo cual koala a arbolito a la comida. Empieza el desfile. Galletitas con todo lo que pueda untársele encima, bueno me hago la boluda y de paso me como unas cucharadas de dulce de leche así no mas, del pote. Que placer. ¿Qué mas tengo para comer en casa?. Otras galletitas, ahora dulces, de chocolate….atroden!. Sigo con hambre. No, no es hambre, es ansiedad, me lo repito sin parar. Ya me comí medio paquete. Voy a ponerme a ver historietas de Liniers, me hacen reír y me olvido de que estoy enojada. Me salió, me pase 1 hora haciendo eso y de paso diseño como voy a organizar mi rincón de pared decorado con los chistes. Lastima que mientras hacia eso mi mano no paraba de llevarme galletitas a la boca. No me sale no comer ni cuando lo intento. Tengo ganas de comer helado. Aunque ya es hora de irme a mover las caderas. Como me dice El Tipo.

Ahí me voy a distraer. Si así fue. Me canse. Llegue a casa con más hambre que antes.

Otra vez el dilema. ¿Qué como?. Me voy a buscar novio que sepa cocinar, que haya estudiado cocina y que además le guste cocinar. Bueno no novio. No quiero etiquetas ni formalidades. Vamos a ponerle glamour a la palabra que describiría la categoría en la que se encontraría este ser humano. No le voy a decir chongo, vamos por un “congo”. Suena un poco mejor. En fin. En el CV tiene que aparecer “hago pastas como un dios” o “me encanta cocinar aunque sean las 23.37”.

Me acabo de rascar un brote. No es creativo. No es el motivo del nombre de este blog. es que con el pre aparece el sarpullido. Uno por acá, otro entre medio de los ojos cual punto hindú, uno debajo de la nariz, uno al lado de la oreja, uno en la frente, otro, otro, otro. Bueno me siento como cuando tenía 15. Tanto que quería volver a la adolescencia. Acá tenés forra. Me descubrí uno en el hombro. Esto ya es terrible. Basta. Voy a llamar a una dermatóloga. Me va a hacer comprar cremas. No tengo plata. Como todos los meses. Es increíble esto de tener que planificar como voy a hacer para morfar el día 30 cuando estoy a mitad de mes. Vamos todavía y mi mala organización. Más o menos como mi comida. Como mis días de sueño. Como mis actividades sociales. Como las birras que me tomo entre semana que quiero dejar de tomar. Como los pañuelos que tengo colgados en el placard y no logro que queden bien. Como las ideas que se me caen de la cabeza y quedan desparramadas por el piso de mi casa…

lunes, 15 de noviembre de 2010

Algun día iba a encender...

Me salio levantarme temprano. Si señores. Al fin. Un lunes amanezco antes de las 11. Es una novedad en mi vida. No suele pasarme. No creo que le pase a mucha gente, y los que lo logran es porque tienen la costumbre. Así como la tuve yo alguna vez. Probablemente el cuatrimestre pasado. Se me cambio el reloj biológico. Mis ojos me retan si los abro cuando todavía el solo sigue entrando por la ventanita del costado y no por las del frente de mi habitación. Tengo bastantes cosas para hacer en un día. Me da vértigo pensarlo. Creo que ese es el gran problema de la gente que vive en esta ciudad. O los que viven en todas las ciudades. Bah! De todas las personas que viven. No es el hecho de hacer lo que tenés que hacer, es la cosa de pensar tooooodo eso. Por ahí si te pones a contar cuantas actividades van a pasar por tu día, las contas con los dedos de una mano, pero ya el simple hecho de decir “uy tengo que ir allá, tengo que ir a acá, tengo que…TENGO QUE..”.Obvio que si fuese un quiero ir para aquel lugar a hacer tal cosa no seria tan tedioso. Yo por lo pronto hoy tengo un día por delante que no tiene tantas cosas para proponerme. ¿O si?. Ya no lo sé y no me interesa. De todas formas ayer me di el gusto de no hacer absolutamente nada. Caminar por toda la city de una casa a otra en busca de elementos para realizar manualidades que obviamente a mi no me saldrían hacer porque soy bastante inútil. Lo digo de buena forma. Lo acepto. Nunca supe dibujar de forma coherente. Si un psicólogo lo analizara creería que estoy para internación o que tengo algunos rasgos psicópatas probablemente. Menos mal que hoy existen las computadoras que disimulan las fallas humanas. Bueno. Pensándolo bien las acentúan en muchos casos. Yo por acá enfatizo mi capacidad de hablar sin parar.

Volví a ser persona civilizada. El calefón anda. Me puedo bañar con agua caliente. Uno aprende a disfrutar de las cosas básicas. También volví a tener microondas. Ahora puedo calentar las comidas como la gente normal. No tengo que pensar en sacar el bife del freezer 3 horas antes, cosa que hacia mi madre cuando no teníamos este aparato durante mi infancia. En realidad no lo tuvimos hasta que yo tuve 19 años mas o menos. Mis amigos no lo comprenden. Pero para mi no era extraño. Me estoy tomando un café. A esta hora. Porque repito, me salió levantarme temprano. Aun después de una picada en la terraza de mi amigo De la Vega donde intentaron contar historias de terror. Lagartija se concentraba así le daba miedo y se acostaba en el piso que me dejo el jean sucio cual usado por 3 semanas sin lavar. No faltaron las birras. Creo que es la palabra más usada en estos tiempos por mi grupo de amigos y yo. Lunes a la noche… “che ¿nos tomamos unas birras acá en el barcito…”, miércoles a las 6 de la tarde “chee ¿bajamos a comprar unas birras?”….ni hablemos de jueves, viernes y sábado. Clásica del domingo. Como el futbol. Ese que miro porque me gusta. No creo que se entienda. Pero me entretiene realmente. Tengo mi propio vocabulario o por lo menos mi criterio. Distinto al de algunos hombres. Yo creo que le rompieron el arco, cuando para Lagartija fue un gol así no más. Considero que debe ganar el equipo del poroto, cuando para el resto tiene que ganar el pincha. Pongámosnos de acuerdo gente. O por lo menos yo tengo que empezar a coordinar con el resto del planeta. No es que voy en contra. Yo voy directamente para el costado de la humanidad.

Hace 2 días empecé a pensar cual va a ser mi ultimo final. Ya se con que profesor lo voy a rendir. Lo voy a decir apenas entre, así no hay tantas chances de que me desaprueben. Encima creo que le sigo cayendo bien. Mejor todavía. Estoy más cerca de irme a London Town. Se que me falta juntar plata, planear el viaje, trabajan, buscar compañeros de viaje, pero de todas formas estoy mas cerca. Mis 15 personalidades me van a acompañar. Y allá veremos cual es la que predomine, sobreviva, mate a las demás, o si logro una armonía entre cada una. Este finde se quedaron durmiendo varias. Me porte re bien. Tanto que llego a ser aburrida toda historia que sucediera en el lapso nocturno de los 3 días. Me di cuenta que me gusta la radio. Mucho. Quiero trabajar en un lugar así. Un micrófono no me asusta. Al contrario. Ya se para donde apuntar este finde. Tengo que ponerle nombre a ese aspecto de mí. Puede ser que sea la verdadera? ¿Esa que mis viejos se encargaron de nombrar?. Esperemos que si. Este posteo va dedicado a mi tía Ricotera, mamá me dijo que lo lee. Así que imaginatelo cual chango que camina por la calle, se topa con la cámara del noticiero y dice desaforadamente “hoolaa un saludo para mi mamá, mi tía, y para todo’ lo’ que me conocen lo’ quierooo”. Yo no diría eso frente a una cámara, pero creo que puedo ir considerando como puedo empezar a estar en la caja boba. Por lo menos ahora tengo la capacidad de pensar un poquito mas allá del finde, aunque siendo lunes ya quiero que sea sábado…

miércoles, 10 de noviembre de 2010

mi cara se parece a esto..

Si duermo y estoy todo el día con el culo pegado a la silla frente a la compu, me quejo de que no hago nada. Pienso que necesito tener actividades. Que no debo dormir tanto. Que tengo que tener responsabilidades y no postergar todo hasta último momento. Pasar del futon, al balcón, a la silla, a la cama me parece un plan perezoso. Hoy estuve elocuente con mi vocabulario. Es que tengo que empezar a hablar bien. Me dijo mamá que parezco tan linda de lejos, hasta que se me escapa la primera palabra seguida de un insulto. Entonces aplique la oración “creo que le atinó con lo que dijo..” en una charla mañanera after café de local de comida rápida con mis amigas facultativas, después de un desayuno de esos que solíamos tener todas las semanas debido a la proximidad entre la facu y las sucursales. De esos que el año que viene no vamos a tener más. Para juntarnos vamos a tener que organizar otro momento. Volviendo con lo anterior, me quejo de vacía, de que no tengo planes ni motivaciones diarias para salir a la calle, ni siquiera a dar una vuelta cual idiota a la plaza. Pero también me quejo de llena. Hace 2 días que no duermo. Bueno, si he dormido de noche, unas 5 horas promedio por día. Me desacostumbre. Necesito acostarme. No paro de tener actividades. Voy de acá para allá. Me levanto a las 7 y me duermo a las 2. Si fuese porque me enfiesto, te lo agradezco, pero no. Todas cosas educativas. Encima la murga en frente. No para de sonar desde las 5 de la tarde. Me recuerda a momentos de hace 2 años atrás, donde no se podía dormir ni mirar tele sin tener un “tun tun tun” de fondo. Es por eso que no puedo ir a este tipo de espectáculos, ni siquiera cuando Lolo lo propone 1 vez por mes aproximadamente.

Hoy no tome botellitas de agua. Hoy hizo frío. Como viene haciendo hace 3 días. No es el momento indicado para que se rompa de nuevo el calefón. La frustración de no poder meterte abajo del agua caliente. Menos mal que mi amiga la Psicóloga Jamón me prestó su ducha. Hizo colaboración a la causa. Además de una linda charla donde me sentí profesional. Que cerca estoy de ser grande y responsable. La puta madre. Quiero volver a tener 18 años y empezar la facu de cero. En realidad no. Porque estoy harta de la facultad. Se pueden meter sus ascensores que funcionan cuando quieren y la cantidad de carátulas bajadas de la web en el culo. Tengo ganas de trabajar. Pero que sea por diversión. No que venga el rompe pelotas de mi compañero, que trabaja en un box como yo, y trate de mostrarme que esta en un escalón mas arriba de una escalera que nadie puso en ningún lado. Que proyección a futuro que hice. Basta. Mejor pienso en que voy a hacer este finde. Como siempre. Porque hoy lo único que me importa es eso. Que va a pasar. Que me voy a poner. A donde voy a ir. Lastima que agarro el celu. Eso es para cagadas. Mi bipolaridad se pone de manifiesto. En realidad se puede llamar tripolaridad. De la alegría de estar tomándome unas birritas con mis amigas en la casa de El Sol, a la euforia de mandar mensajes desaforados hacia diferentes destinos en distintos lugares del país, como sucedió con George; llegando por ultimo a sensación de “algo me falta” que aparece cuando me meto en la cama en pijama y puedo extenderme todo lo que quiero porque no hay nadie al lado. Es algo que me gusta hacer. Durante la semana. Pero los findes se pone crítica la situación. Menos mal que lo compenso con todas las horas de baile excesivo y desmedido que solemos meter con florero. Las tipas parecen infradotadas y son felices. Aun saliendo de short y ojotas a un lugar superpoblado con riesgos de terminar encastradas y con los dedos negros. Tengo las uñas de ese color porque aprovechando el calor del finde saque a relucir las patitas. Pequeño detalle. Parecen aplastados por un martillo. En su momento me combinaron con las uñas de las manos. Ahora no. Porque tengo un rosa. Ese que mamá llama Dior. Ese que es el color de mi traje, de mi pasión, de lo que disfruto y me da placer. Ese traje que durante años me hizo tener otra personalidad. Hoy convive conmigo, en mí, y es parte de mi persona. Ya no tengo 2 personalidades, tengo 3. El Tipo acaba de inventarme una nueva. Se suma a las otras. Ahora que me acuerdo me olvidaba de la que es la parte masculina. Esa que ama mirar futbol, que llora cuando escucha la canción de un mundial, que daría lo que sea por ir cada domingo a la cancha. Ese Pablo Andrés. Que a veces se adueña de mi y deja a todas las otras relegadas. Creo que analizándolo un poco, la primavera 2010 tiene el mismo problema. O la misma situación por decirlo de alguna forma. Que nadie le explico. No le enseñaron, que uno debe ponerse de acuerdo con quien es. Si sos esta estación, tenés que hacer calor. Hoy gracias a este conflicto interno, el saco que usaba en Agosto, me hizo desear una taza de café bien caliente a las 8 de la mañana mientras no me decidía si abrir los ojos para cruzar la calle o volverme a mi cama a dormir tapada hasta la nariz…

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Donde pongo el ojo, no miro el resto

De repente la tipa iba por la calle escuchando Stand By Me de Oasis a todo volumen, como si no existiese nada más. Me mire hacia afuera. Si, así como cuando no sos vos pero te estas mirando. Es un poco complejo, no estoy loca, pero me pasa. Era feliz. Iba flotando. Iba escuchando la música y no pasaba nada más alrededor. Menos mal que presto atención por lo menos a los autos. Sino no habría más de mí. Inmediatamente me teletransporté a la playa. Si esos días donde hay sol pero tipo 7 y algo se va. Empieza a desaparecer y las ganas de quedarte hasta que no quede ni siquiera el chango que cuida el baño en la arena. Con el vientito, ese que no te congela, que te alivia el calor y no deja que te insoles. Ahí me sentía. Si miraba lo que me rodeaba, me tiraba planeando por un acantilado, puros autos, más cemento que nunca, algunos árboles porque thanks god que en la cuadra de florero existen algunas manchas verdes en las veredas. No me importó nada. Por fin en mucho tiempo caminar por la ciudad sabiendo que podía cruzarse cualquier persona non grata no me interesó. Iba directo a acostarme cual carne en el asador en la terraza de florero. No me salió muy bien ya que ahora estoy insolada. Pero bueno por lo menos le dije hola a los rayitos solares, junto con El Sol, que nos brindaba la ambientación musical desde su dispositivo móvil. De paso me salió un orzuelo, de esos que son típicos en mi, creo que ya podría añadirlos a la forma de mis ojos. Me duele bastante. Este se rebeló. Salió en la parte de abajo cuando siempre aparecen en el parpado de arriba. ¿Me estará queriendo decir algo? Como decía el posteo de mi amigo el hombre que ama demasiado, mi ojo debe estar tratando de comunicarme algo y yo no lo estoy escuchando. ¿Será enojo?. Espero que no. Porque eso significaría que yo en el fondo estoy así. Creo que es más una molestia. Algo me esta fastidiando. ¿Algo con nombre y apellido?...mmmm no lo creo. Aunque sé que hay varios DNI que me podrían alegrar la existencia.

Llueve. Otra vez en esta ciudad. Como siempre. Es bastante intensa. Me gustaría estar en la vereda mojándome. Seguramente me asome al balcón así me siento como en la ducha. Se me inunda y me pone un poco nerviosa pero no importa. Hoy quiero que el pelo me quede chorreando. Como una vez. Como varias veces. Algunas de esas me enferme y quede 2 semanas en cama, pero otras, quedaron ahí instaladas para siempre en mi cabeza. No me gustaría pasar por eso si estoy esperando el Bondi. Hoy lo espere 30 minutos. Más o menos lo que hubiese tardado si caminaba a mi casa. No quería mover las piernas. Esto de empezar de nuevo con las ojotas me hace sentir como una nena de 1 año que recién sabe lo que es caminar. Parezco medio chueca. Acaba de sonar un relámpago, me encanto. Quisiera tener una cámara para sacarle fotos. Mientras la luz de mi casa esta apagada y yo estoy tirada en mi cama. Repito de nuevo. Es una imagen que me encanta. Hay que compartirla con alguien. Es inspiradora, puede generar ideas en la gente. Voy a proponérselo a la gente que necesite un poco de creatividad en su vida o por lo menos mirar las cosas desde otro punto de vista.

¿Qué me cocino? El eterno dilema. Diario, que me agobia. Señores me da paja agarrar las ollas y sartenes para morfar. Voy a contratar un cocinero, o por lo menos hacerme amiga de algún chef para que me haga el favor. ¡que lindo sería levantar el teléfono y que alguien venga a hacerme la comida!. Una especie de delivery de servicio culinario. Aunque si levanto mi teléfono como siempre hago se cae porque el rulo que ata el tubo al cuerpo principal es muy corto, nunca me acuerdo y queda colgando. Tengo que apretar el botón de cortar para escuchar que la gente me habla. Es así que parezco boluda, diciendo “hola hola hola” en repetidas ocasiones hasta que escucho del otro lado un “si te escucho”. Como me dice mamá.

Me duele la cabeza. Me puse un vaso dado vuelta con una toalla. Como cuando era chica. Bah! Todavía lo sigo haciendo cuando en verano me paso de la raya con los calores. Son varios. Esos que me agarran cuando camino a la casa de mi amiga Bou, a pesar de que no son más de 50 metros suelo sentir desmayos intermitentes. O los que me azotan cuando me dirijo a rendir finales en la facu en diciembre, espero que este año alguien invente un aire acondicionado portátil. Ese calor que me agarra cuando me enojo. Ese no se baja con nada. Hasta que exploto. Pfff ahí si que baja la temperatura. O ese que es muy agradable cuando en invierno tengo frío y me meto en la cama con los pies congelados, y gentilmente alguien me apapacha cual almohada.

Hoy me molestan mis anillos, esos que ya son parte de mis dedos. Algunos desde hace mas de una década. Ya tienen la forma de mi cuerpo, así como el ancho de los anteojos. Si me los saco siento que me falta algo, aunque debo empezar a cambiarlos un poco de lugar. Lo confieso. En las cosas mas inimaginables no cambio por mucho tiempo pero cuando pasa ya no tengo vuelta atrás, ni siquiera atrasando el reloj que hoy programe mal y me hizo llegar tarde…