martes, 17 de mayo de 2011

Patinada en el hielo

La conversación con mi madre derivo en algo muy increíble. Ahora que estoy escuchando la entrevista a uno de los mejores actores argentinos, que le están haciendo en el programa que me acompaña todas las mañanas, digo que Laisa tenía razón. Aprovecho para escribir esto en los 10 minutos que me quedan de paz mental. La cuestión ahora no ahonda solo en la tesis, que me corretea las neuronas por todo el cerebro. No, esta vez tiene que ver con algo más externo. Mejor dicho, algo que pasa en frente. Una CONSTRUCCION. En realidad, estamos en el proceso de demolición. No se, yo no entiendo tanto de este tema, pero es tan necesario en esta vida que se rompa el cemento con un taladro. O sea, rompe 10 cm nada más…imaginate que si tenés que deshacer 10 vigas de cemento tardas un par de días. Bueno así esta mi vida. A las 8 o 9 me despierto ya con dolor de cabeza y unos sueños un poco extraños porque el taladro suena sin parar. Si, SIN PARAR. Claramente el señor obrero quiere terminar rápido y yo quiero que así suceda también, pero esto de escuchar “ trrrrrrr trrrrrrrrrr trrrrrrrr” constantemente me esta empezando a dejar idiota. Son las cosas que pasan cuando existís.

Volviendo al tema anterior, en una conversación telefónica dije que menos mal que estoy sana, porque si me dejase llevar por todas mis personalidades, seria esquizofrénica. A lo que mi madre respondió: “no mujer, serias actriz”. Cosa que mucha gente me ha dicho. Lamentablemente es un arte en el cual no soy buena. Yo soy miles de personas al mismo tiempo y dependiendo de la situación pero porque me sale ser así. De todas formas tendría que hacer lo que me dice el Sr. de la cabeza, que es integrar todas juntas a mi persona, a mi yo verdadero. Cosa difícil, porque estoy muy cómoda así. Me gusta ser Pablo Andrés cuando estoy con los pibes y miro fútbol. Y ser Vicky cuando me compro zapatos de tacos y vestidos. Ni hablemos de la Barbie odalisca o de la chacha piggie que se siente princesa.

Ni hablemos de Lisa, esa que este cuatrimestre estuvo a full. Para equilibrar el descarrilamiento del cuatri pasado, donde todo me importaba poco y las cervezas eran moneda corriente. Bueno ahora llegue a la conclusión que no falte nunca, no llegue tarde, no me fui antes con media falta, NUNCA. O sea pueden entender, que en 3 meses de clase no lo hice NUNCA. Por favor que alguien me golpee. Ya vengo, le voy a decir a los obreros de en frente que me apoyen el taladro neumático en la cabeza un ratito. Quiero aclarar que nunca en mi vida pensé que iba a googlear para saber como se llamaba el instrumento que están usando para molestarme, posta, y menos saber cuanto afecta el ruido. Me quiero tomar un relajante muscular y quedar como El Sol en la clase. Que se dedicó a hacer flores en su hoja, la que le presto la ayudante del profesor, como a mí, porque somos tan genias que a cursar no llevamos ni cuaderno ni nada para escribir. ¿Se nota que queremos irnos a la mierda de la facultad?.

O sea, yo me pregunto, ¿Para qué me corto el pelo si a las 2 semanas no voy a poder usarlo suelto otra vez? Está todo revolucionado. Los rulos de león se van para un lado y para el otro. Se inflan, se achatan, se deshacen, no se ponen de acuerdo en la dirección que deben tomar. Más o menos como mis decisiones. Claro, obvio, no podía faltar a todas las personalidades, esa que no puede elegir. Entonces no se si buscar trabajo o tomarme unas vacaciones. No se si hacer por mi misma las cosas o pagar para que las hagan. No se si escribir la tesis a la mañana o a la tarde. No se si dormirme temprano de noche y levantarme temprano o quedarme a trasnocharla y desvelarme escribiendo mientras hago breaks para mirar series en Internet. Ser o no ser, siempre lo mismo. Le hablo o no le hablo. Me va a hablar o no me va a hablar. Hago la denuncia por ruidos molestos o espero un día más para ver si los de la obra terminan con todo esto. Por lo pronto. Dejo fluir las cosas. Por cierto, hace 20 minutos volvieron a taladrar y escribir este posteo me cuesta el triple.

LA FELICIDAD apareció en mi y en mi cara el día que el novio de mi amiga El Sol me dijo con toda naturalidad “estas mas flaca?”. A ver, no seamos idiotas de pensar que promuevo la anorexia ni ningún tipo de desorden alimenticio, pero después de hacer esfuerzo esta bueno ver resultados. Aunque yo no lo vea tanto, es genial que alguien venga y te sorprenda con algo así. La cosa está en que yo me dedique a relajarme. No parece lo reconozco, por mis reacciones y el estrés que generó la cuestión tesiana en mi, pero posta que deje de pensar en todas esas cosas que tenia que hacer para que las cosas pasen. Porque si uno hace lo que siente y no se vuelve loco por lo que no sale, a veces los resultados te asombran. Por lo que, yo le declaro la guerra a las determinaciones excesivas de esfuerzo y si a tomar un café con tostadas y dulce de leche común, no Light…

lunes, 9 de mayo de 2011

Saneamiento mental

Vaso medio vacío o vaso medio lleno, no es lo mismo que tener la cafetera con café preparado para cuando te levantas a la mañana con cara de zombie. Yo no se si es que me puse mayor o que tengo menos ganas de hacer las cosas, pero pensar que tengo que poner el filtro de papel, las cucharaditas del café que mas me gusta, la cantidad justa de agua, me agota. Porque encima no vaya a pasar que me paso de mambo con el agua. El café me sale color birra y ni da. Entonces ahora lo hago el día anterior y ahí queda. Porque si el mundo no hace esfuerzos, por qué los voy a hacer yo ¿no? Te matas como pelotuda haciendo las cosas bien, siendo meticulosa, y vale lo mismo que no hacerlo. Esas cosas que solo miro yo. Esos cuestionamientos que obviamente hago yo y el resto de las personas no se los hacen a si mismos. Esa facilidad de decirle al otro “lo que vos haces esta mal” sin mirar para adentro primero. En fin, cosas que le pasan a la gente común. Como darse cuenta que haces analogías referidas a cuchillos clavados en personas. No basta soñar que asesinas a 2 bepis siempre de la misma forma, ahora haces paralelismos. FLACA SOS UNA PSICOPATA. Démosle la bienvenida a mi nueva personalidad de desorden mental. Todavía no tiene nombre, pero ahí está. Puede ser consecuencia de la serie que me obsesiona, esa que el tipo es un matador compulsivo. No porque se encare y se gane a todas las minas, como algunos amigos creen que es posible, sino porque el tipo va por la vida haciendo una extraña justicia. La cuestión, es que a mi me gusta la serie, para esos momentos donde tengo ganas de desconectarme del planeta. Volviendo a la comparación, uno debe dejar ir las cosas, pero cuesta. ¿Por qué? Porque da miedo. La cosa es así. Hipotéticamente hablando, si te clavan un cuchillo, y no te matan, podes hacer dos cosas. Por un lado podes dejarlo ahí, cicatrizando, con el metal incrustado. Sabiendo que tenés una molestia, sabiendo que te cuesta caminar, sentarte, divertirte, vivir. Ni hablar de que le das la oportunidad a que el que te lo clavo venga y le de una vueltita para entretenerse. O a cualquier otro, que tenga curiosidad por venir a romperte las boliñas. Y lo peor es cuando queres quedarte con el cuchillo ahí clavado. Porque te da miedo desangrarte. Entonces preferís vivir incomoda toda tu vida, sabiendo que podrías haber hecho algo para curarte, pero no lo hiciste. De todas formas, hay otra versión de la historia. Como en los cuentos de las princesas de Disney, donde el mejor amigo se queda con el cuore roto porque la minita que el miraba únicamente y le aguantaba los días del mes, se va con el pibe galancete que no tiene dos dedos de frente. Pero volviendo a la otra visión de la acuchillada, te podes sacar el cuchillo, dejarlo que sangre un rato, apretarte la herida, subirte a un taxi sola, irte a un hospital, bancarte que te curen, que te cierren el corte, que te tengas que drogar un poco para el dolor, pero estar contenta que nunca mas lo vas a tener clavado ahí.

Esas cosas normales que se me ocurren, como comprarme un bowl más grande que tu cabeza y una tabla de planchar. Porque me encanta, como a mi madre, pasarle la plancha caliente a la ropa. Ya le dije a mis amigos que me traigan lo que quieran, que me van a hacer feliz, excepto los calzones. Primero porque no se planchan y segundo porque eso deberían hacerlo sus novias. En el caso que no lo tengan, para eso existen los lavaderos. Algún día me gustaría mandar a que me limpien los problemas, el cerebro y las sensaciones, y me las devuelvan en orden con perfume y calentitas…

martes, 3 de mayo de 2011

Nadie entendio nada

No garpa comer tan tarde. En realidad no garpa tener que cocinarme tan tarde por salir de baile. Pero bueno, el que quiere celeste que le cueste ¿no? No se. Creo que es hora de replantearme las cuestiones por las que me quejo. Resulta que me paso la vida despotricando contra un programa de TV. Uno que genera todo el puterio del cual se nutren los chimentos. Que no hay contenido. Que no brindan nada importante a la sociedad. Que todo el tiempo es pelea y gente bizarra con síndrome de centro de mesa. ¿Y? ahora resulta que tengo contacto con la gente que realmente se rompe el lomo y me doy cuenta que distintas son las cosas dependiendo de donde se miren. En fin, tengo que aprender de que quejarme, o por lo menos, antes conocer para saber opinar.

No me salía escribir para el blog. Es entendible, si se tiene en cuenta que me pase este ultimo mes y medio escribiendo sin parar desde las 9 de la mañana hasta las 3 o 4 de la tarde promedio. Todos los días, las teclitas sonando, sin parar. Si me hubiese grabado podría haber hecho una canción instrumental con este ruido. Imagínense que encima no me corte las uñas, porque me las deje largas para ir a hacerme las manos. Ahora resulta que no se si quiero hacérmelas, porque no quiero gastar plata. La economía hogareña esta complicada, cada vez menos cosas me compro y cada vez gasto más. La cuestión es que ahora tengo uñas re contra fuertes por tanto calcio o fortalecedor que me mande, re largas, re ruidosas de todo lo que toco, lastiman a todo el mundo y mas a mi misma…¿con qué fin?. Ninguno. O por lo menos todavía no descifre cual será el uso de estas uñas. Capaz rascarle la espalda a alguien. Hacer mimos en el pelo. Algún día lo sabré. La cosa esta en que me la pase escribiendo sin parar por la tesis. Que tuvimos ahí una escala de entrega. No dormí nada, bueno en realidad la que no había dormido era florero. Por lo que, su capacidad de comprensión de los diálogos el día de la materia era para filmación. Una y otra vez preguntando lo mismo, ni hablemos de un ojo que se desviaba. Claramente no dejamos la facultad todavía, porque estas cosas se hacían cuando teníamos parciales. Estamos mayores para estas situaciones. No tan mayores como los bepis que me gustan a mi. Lamentablemente miro viejos. Obvio que tengo un techo. La edad de mi papá menos 7 aprox. Hasta ahí le doy. Vamos a poner esto en ejemplos porque sino mis amigos van a querer presentarme a sus abuelos. Un jovie al cual le entro sin culpa y como si fuese dulce de leche (¡un aplauso para la vulgaridad presente en esta oración!) es a Iván Noble. Si gente, yo le doy aunque tenga 43. Si, tiene esa edad, aunque no lo crean. Está genial. Y ¿Qué es lo mejor de todo esto? ¡QUE TIENE BARBA! Porque ahí esta otra de mis fijaciones. Mayores y con barba. Si pueden usar el pelo con rodete mejor, si a lo Manguera de Juanita. No obstante (palabra aprendida durante el termino de escritura tesiano para no poner un simple “pero”), quiero decir que también me van así medio rapaditos. Listo lo dije. Ahora el hombre de mi vida va a tocarme el portero y cuando yo baje me va a traer un kilo de helado de dulce de leche y mousse de chocolate… Bueno, emm, el timbre no esta sonando. Será cuestión de no pensarlo. Porque como siempre me dicen algunas personas que conozco, las cosas llegan cuando uno no las busca. Entonces, si uno no las está buscando, ¿cómo se da cuenta que son? “te van a caer del cielo, vas a ver”…a mi lo que me caen de cielo son los pelotudos. Que no saben si hablarme o no, que me maltratan y me aman, que no están en este momento cocinándome. Probablemente mientras yo despotrico contra mi momento de chef queriendo que esté acá abriendo y cerrando el cajón de los cubiertos, el amor de mi vida está volviendo a su casa y deseando que esté alguien cocinándole a él. Esas paradojas de la vida. Me fui al joraca con la poética en este párrafo. Bueno ahora paso a pedirles perdón por nacer, como solemos decirnos con El Tipo cuando nos tiramos bombas explosivas llenas de fideos con albóndigas.

Tengo que dejar de enojarme por esas cosas que no controlo. Porque por más que uno haga el esfuerzo, ahí están para descarrilarse. Te vas de viaje a la concha de la lora para distraerte y aún así, te pueden pasar cosas que te desequilibran. Yo quiero decir una cosa, pongo excusas para las cosas que me enojan en realidad. O sea, si estoy frustrada por algo voy y digo que en realidad me afecto una idiotez de algún ex. Ni hablemos de poner excusas para las cosas que realmente quiero hacer. Para esas que si nadie me estuviese mirando las haría como bajar al kiosco a las 2 de la mañana en pantuflas, para comprarme ese chocolate al que le tengo antojo mientras miro una serie que se convirtió en mi obsesion..