miércoles, 23 de febrero de 2011

Pegale con la zurda

Bueno resulta que estas vacaciones mis posteos fueron muy filosóficos. Ya voy a volver a la normalidad. A contar las simples experiencias que me pasan. Empezando puedo decir que se vuelve terapéutico cortar las planchas de ravioles que te vas a morfar con toda la flia un día de semana a la noche. Pensas en que tenés que bajar 3 kilos pero que vas a disfrutar igual de eso. Además le vas a poner salsa a más no poder. Y saben que? también helado de crema con dulce de leche y oreos picadas. Por que pagar por eso en una cadena de comidas rápidas si podes hacerlo casero y mas rico. Bueno ahí esta. Rompimos la tradición. Siempre lo hago para año nuevo. Pero bueno algún día iba a pasar. Las cosas cambian. Yo creo que cambie. Un día me levante y todo eso que me había llenado la cabeza durante el 2010, dejo de existir o por lo menos paso a ser “insignificante”. Hablando hace un tiempo con lagartija me di cuenta que me había ido al joraca con mi ilusión de diversión. No esta mal hacer lo que uno tiene ganas, sino que debe por lo menos considerar que eso va a tener consecuencias. Es decir, no voy a dejar de meterle juntada y las respectivas actividades posteriores, sino que voy a saber que todo lo que haga va a tener algún tipo de consecuencia. Lo que no voy a ponerme a analizar ni en pedo gente es si va a ser buena o mala. Lo que pase, pasara. Es así. Uno no puede estar preocupándose por las cosas que no puede controlar. Creo que el Sr. de la cabeza me va a felicitar cuando le cuente esto. Siempre me lo dice. Así que por ahí voy.

Me compre los aritos que quería. De perlitas. Pero no comunes, porque son muy grandes y me los tengo que sacar para dormir. o sea, si ya mi mundo es repetitivo durante los meses “laborables”, imaginate si cada noche me tengo que sacar la tuerquita de atrás que siempre se me cae, la tengo que buscar por debajo de la cama o entre las sabanas; después sacarme los aros que siempre me hacen doler, y a la mañana siguiente repetir todo en secuencia contraria. Algún día la perlita cede y se despega de su soporte. Todo tiene un final, todo termina, como decía la canción presente. La tipa blanca sale rodando por todo el depto y chau. No la encontré más. Por eso ahora son “medias perlitas”, o sea que no ruedan, o sea que no se van a salir, o sea que voy a poder dormir tranquila. Hasta que me de cuenta que me molesta el palito porque es muy largo.

Estos días me estoy levantando temprano. Lo que se pueda considerar temprano para estar de vacaciones. Me clavo el café diario aunque tengo gastritis, reviso las noticias del día y ordeno mi casa cuando me acuerdo. Es la mentira mas grande que uno se puede hacer a si mismo. “es para acostumbrarme para cuando vuelva a la ciudad de la furia”. O sea, flaca, cuando vuelvas no vas a levantarte temprano tampoco porque no tenés nada que hacer. Estuve buscando laburo. Explicame por que es tan difícil. le meto miles de excusas a las opciones que veo. El lugar, el horario, la especialidad (no quiero laburar de promotora, sabelo que no me sale ser simpática con la gente). Ni hablemos de que tengo que hacer la bendita tesis. Me voy a reencontrar con esa situación. Y como soy yo, largue todo a la mierda y cambie el tema. Es empezar de cero. Más investigación. Replanteo de cosas. Tirar fotocopias de información a la merd. Pero estaba trabada. No servia estar estancada en lo mismo. A veces hay que hacerle un reset a la cuestión. Como extraño ese botón. Eso pasa cuando te dejas alcanzar por la tecnología. Los aparatos dejan de tener botones que resultan existenciales. Es verdad que ahora viene la opción digital a la cuestión, pero no es lo mismo que presionar el pedacito de plástico con toda la calentura que te da que la maquina se te cuelgue. Entonces yo les propongo a los Steve Jobs que vuelvan a darnos el interruptor.

Me llevo más ropa de la que traje. No me compre nada pero así es. Uno viene para los pagos y liga. La mia mamma, la mia nonna, amigas de la familia, amigas propias. De todo el mundo recibís algo que te puede servir. “tengo que cambiar de estilo, de ropa, de peinado (ya lo hice y ahora me divierto mas), de actividades diarias”. Cuesta, por supuesto, hace falta algo importante que se llama VOLUNTAD. Yo lo tengo. Pregúntele a mis ex si no sostengo lo que afirmo. No es que no necesite ayuda, porque la tengo, pero la intención sale de mí. Y cuando uno toma la determinación de hacer las cosas, aparecen amigos como B con planes a los que te queres sumar sin pensarlo dos veces. Porque yo quiero disfrutar de la vida, pero que mis nuevos “pantalones” me entren sin tirones…

sábado, 19 de febrero de 2011

Era eso entonces...

Esto es así. Hay situaciones en los que uno no quiere estar. Son incómodas. Tenés que dar explicaciones y no sabes que decir. Me di cuenta que siempre paso por una de esas. Una diaria, como un desayuno. Ni hablar de cuando suceden dos momentos que no quisieras repetir en un día. La cosa fue por este lado. Sin cronología alguna paso que llegue tarde a un turno. Todo tipo de explicaciones y porqués a la secretaria del medico. Ese que me deja como nueva, que me hace sonar la espalda y me dice verdades. Ya vuelvo con eso. Entonces la señorita, que tiene aposentado su culi 12 horas mas o menos en la misma silla, que se queja porque suena el teléfono y “no puede ni ir al baño”, que a cada uno que pasa le pide la tarjetita de la obra social que obviamente no te cubre nada, te pregunta tu nombre 3 veces (ni hablemos cuando hay que deletrearle tu apellido para que, cuando termine de escribirlo con toda su paciencia, te diga “¡ah! no es tan difícil). Vos venís embalado pensando que decirle porque llegaste 15 minutos tarde, se te ocurren ideas como que superman justo tuvo que rescatar a un bebe del puente por el que pasabas; te encontraste con el amor de tu vida, te propuso casamiento, te fuiste de viaje a Cancún con el y justito en ese momento te diste cuenta que tenias un turno; te llamo el grupo GEOF para que los ayudes a salvar a los 7 gatos que tiene tu vecina. Pero ¿Qué pasa? Cuando estas parado frente a esa chica que te mira inculcándote toda la culpa de que el mundo ese día sea un desastre, no te salen las palabras. “llegue tarde porque me quede dormida” decís con cara de gatito de Shrek y en seguida halagas algo que haya en su lugar de trabajo. Te da el OK, y te manda a “tomar asiento que ya le avisa al medico que llegaste” (mientras tanto pensas que va a decirle que sos la peor persona del mundo y que te tiene que dejar inconsciente cuando te atienda). ¿Cual es la consecuencia de pasar por esta situación incomoda? Esperas media hora porque el Sr. doctor estaba atrasado.

Siguiendo con esta lógica, ya estando adentro del consultorio, te hacen miles de preguntas respecto al problema por el cual venís. “se nota por tu espalda que no hiciste mucha actividad física este año, y además subiste un poquito de peso lo que te esta complicando la curvatura que tenés ahí, y encima estas muy contracturada, tenés que relajarte un poco mas” (su diagnostico mientras sonríe y vos pensas que tuviste un año complicado, que no tenias ganas de moverte, que tu vida era un desastre, que te divertías mucho mas de lo que pensabas, que tuviste que ponerle fuerza de voluntad a otras cosas mas importantes). Hasta ahí viene todo bien, pero el Sr. se acuerda de tu existencia y te hace una pregunta que ya te han hecho todos los que se cruzaron con tu persona después de 6 meses. “¿Seguís de novia che?” o “¿Cómo anda ese novio?”. No es que te afecte por sentimientos, pero el hecho de que hace casi 1 año que disfrutes ser soltera y realmente estés feliz no les alcanza para ubicarse y no decir esas palabras. “no tengo novio hace rato” contestas automatizadamente, como lo venís haciendo y te empieza a molestar.

Ni hablemos de esos médicos que por su especialización te ponen nervioso. Anunciarse en la recepción es todo un parto. “hola tengo un turno con el doctor Pepe”. Sin pensarlo, sin mirarte y ya resignada a su puesto de trabajo, la secretaria te dice a los gritos “venias para el…” y ahí lo dice. Acá dejo a su criterio que tipo de rama de la medicina los hace poner la piel de gallina y los hace decir esas palabras en volumen bajito y con los labios apretados. Pero esa sensación de que toda la sala de espera de la clínica se da vuelta para mirarte es inevitablemente molesta. Ya adentro del espacio de 2x2 que les dan para atenderte, te hace todo tipo de revisaciones que dejan expuestas todas las partes que no tenes ganas de mostrar. Da la casualidad que en ese preciso momento entran las enfermeras, otros doctores, todo el mundo, y vos tratas de taparte como podes pero no te sale, porque el medico te mira con cara de culo porque no lo dejas trabajar. Cuando salís de ahí lo único que queres es un abrazo de tu mamá y tomarte un helado bien grande para sentirte mejor.

Otra experiencia que te hace pensar sin parar “me quiero ir de acá” es estar en una fiesta donde hay un pibe que te esta acosando. El tipo no se da cuenta que no queres que te hable tan cerca porque te escupe, no queres que te toque la cara porque sabes que acaba de volver del baño y no se lavo las manos, que te tira comentarios del estilo “¿Qué hago? Tengo dos opciones…..¿te doy un beso o te vas conmigo esta noche?” (Sepan que lo suavice para que sea apto para el horario de protección al menor). Vos lo miras y además de pensar que es tarado, te parece conocido de algún lado. Hasta que te dice como se llama y automáticamente viene a tu cabeza la voz de tu ex de hace 5 años llamándolo a él. Te empezas a reír y tratas de explicarle al chango que lo tenés visto pero no podes largarle de donde. Hasta que el pibe se da cuenta y se empieza a acordar de vos. De quien eras, con quien estabas, que fue a tu casa para tu cumpleaños con tu ex, todos los detalles. Inmediatamente su intención al acercarse a hablarte es diferente. Ya no te encara, ya no te dice cosas desubicadas, ya no se cree el macho argentino, pero para tu mala suerte te empieza a hablar sin parar de tu ex. Tratas de decirle sin que te escuche que hace mil años que no lo ves, que no sabes que es de su vida excepto las pocas cosas que a veces ves en la red social, pero este chico no para de hablarte de ese amor que tuviste a los 17 años. Te halaga diciéndote que estas mas grande, que por eso no te había reconocido (por dentro pensas y luego se lo decís “este boludo me esta diciendo que estoy mas baqueteada que nunca, lo mato”) pero seguís charlando sin parar de cosas que pasaron hace siglos. De repente sale de tu boca algo que te deja reflexionando. “…igual no te debes acordar tanto de mi porque mi relación con ‘ese sujeto’ (no doy nombres) fue insignificante, salimos dos meses nada mas…”. Al día siguiente te das cuenta que todo eso que en su momento fue importante y te hizo tanto bien como mal, hoy no es más que un par de recuerdos para hablar con alguien a las 3 de la mañana…

viernes, 11 de febrero de 2011

Las uñas rosas o negras son lo mismo

Esta cosa de ser mujer. A mi me gusta. Estoy orgullosa del género. Tiene muchas cosas positivas. Gracias a nosotras la raza humana sigue existiendo. Obviamente que si no hubiesen especimenes con cromosomas XY, tampoco la cosa seria posible. Pero bueno esta bien a veces sentirse indispensable. Pero como hay una cosa de que el universo se tiene que equilibrar y de todo lo bueno siempre existe su contrario malo, tenemos algunos detalles las niñas que no se pueden disimular. Esas cosas que detestamos de ser chicas. No voy a caer en lo típico. Si obvio que tenemos que cargar a un crío 9 meses en la panza, después sale y listo a los 16 años te dice “no me jodas mamá”. También sufrimos por cuestiones mensuales, consultas una vez al año con estribos en las patitas, tenemos que depilarnos, etc. voy a hacer hincapié en los detalles más morbosos del sexo femenino. Llegue a esta conclusión el otro día mientras me maquillaba (sépanlo hombres, nos ponemos pintura en la cara porque queremos y nos gusta, no porque lo necesitemos al contrario de lo que puedan pensar), la cuestión es que sucedió algo por lo que dije “mierda, ¿¡para que soy mujer!?”. El rimel. Muy cuidadosamente lo estaba utilizando. Quería las pestañas como en las publicidades (obvio que no quedan nunca así porque a ellas que son modelos, divinas, diosas, flacas, altas, etc. les ponen pestañas postizas). En mi afán de llegar hasta el ultimo pelito del parpado, ese que esta bien al lado del lagrimal, que es casi invisible para el resto del planeta pero que para nosotras, si lo alcanzamos nos cambia radicalmente la forma del ojo. Pero como no tengo el pulso de un tallador, se me corrió un poquito más. ¡Pumba! A la nariz. El horror. Un lunar cuasi Enrique Iglesias en los 90, solo que a mi no me quedaba nada sexi. “me lo limpio con un algodón y agua” pensé mientras me agachaba a buscar los instrumentos para arreglar esta catástrofe. La cosa esta en que la mancha se desparramo por todo el lateral de mi nariz y quede con una línea. Cuando por fin logre sacar todo lo negro de mi cara, me pase la mano tan cerca de las pestañas que todavía no se habían secado y se me pegotearon. O sea, ¿es tan necesario que pase esto? Estoy apurada. Me tengo que ir y encima ahora como arreglo esto. Porque sépanlo. No te volves a pasar el cepillito con rimel. Porque te llenas de pintura, se hace mas pasta y los pelos te quedan separados, hechos un menjunje que pareciera que te electrocutaron. Listo, crema derecho a ese ojo y empezar de nuevo con la cuestión de arquearse las pestañas.

Siempre escucho a mis amigos varones quejarse porque tienen que pagar entrada a los boliches, bares, pagar la cena cuando salen a comer, etc. bueno déjenme aclarar una cosita. Si, nosotras entramos gratis. Si, a nosotras nos regalan tragos. Si, nosotras entramos más fácil al VIP. Pero es un horror cuando llegas a un lugar y esta lleno de minas. Cual es la lógica de apretujar minas adentro de un cuadrado con música si no va a haber un solo macho para mirar por lo menos. Los tipos se quejan si llegan a una fiesta y esta lleno de otros de su especie. “faltan minas acá” he escuchado decir a mis amigos con cara de culo. Bueno ¿sabes que? a mi también me molesta que este lleno de chicas un lugar. Todo bien con que no salimos de encare y nos gusta bailar, pero llega un momento en el que te aburre. Además, corremos el riesgo que haya alguien con el mismo vestido que vos. Parece una cosa superficial, pero no lo es. Porque no saben lo que significa estar 3 horas caminando y entrando a todo local de ropa que haya para conseguir esa prenda que no te hace ningún defecto, que el color no te hace ver cual fantasma, que no salga caro, para que venga una changuita, que encima de que es mas linda que vos tenga puesta tu ropa también. Si sos mina en un restaurante y te atiende una moza te trata como el culo. Te pone cara de culo, no te trae la panera con grisines, ni siquiera el agua, no entiende el pedido, pero se da vuelta a atender a la mesa de al lado donde hay tipos y la señorita es toda una princesa. En la barra lo mismo. A menos que el barman sea un señor baboso, tu congo o algún conocido, olvídate que te atiendan. Encima te dicen “anda vos que sos mina y te van a atender rápido”. Claro todo bien, pero entre que estoy 2 horas para que la de la caja me mire, la que me sirve el fernet me de bola y no me peguen codazos, prefiero que vayas vos que sos un tipo y por lo menos podes traer todos los vasos en un solo viaje.

Llevamos cartera a todos lados. Grandes, medianas, chiquitas, bolsos, morrales, no importa. Siempre algo hay. Para un tipo la solución es rápida. Una billetera cuadradita donde entre todo, hasta el carnet donde no importa que salga con cara de dormido y despeinado (en las mujeres el dicho es “billetera mata misterio porque ven en la foto del DNI el aspecto que tenés cuando te despertas”). Nosotras con la cartera para todos lados. Te marca el hombro, y obvio como hay espacio, le metes de todo. Pañuelitos, maquillaje, caramelitos, chicles, pincita de depilar, esmalte, lima, papeles, perfumito, manteca de cacao. Menos mal que no esta de moda llevar valijas, porque sino te juro que las arrastraríamos por toda la city. Ya lo saben, cuanto más espacio nos dan, mas lo ocupamos. Como se piensa de los hombres que el auto tiene relación directa con sus cuestiones mas básicas, a nosotras miranos el tamaño del bolso de mano que tenemos y te vas a dar cuenta de cuanto te podemos cambiar la vida…

martes, 8 de febrero de 2011

Tomalo o dejalo...o ponetelo sobre la nariz

Bueno la cosa por este lado no viene con reflexión. Días y días pensando “esto lo voy a plasmar en el blog” ¡minga! No me salio ni una anécdota buena. Pasaron cosas. Algunas relevantes. Otras no tanto. Como darte cuenta que un pibe que es lo mas lindo del mundo, amoroso, divino puede decir que serias su novia sin problemas. Sin avergonzarse. Sin miedo a darte un beso en el medio del bar a donde vas siempre. El tema esta en que uno a veces no puede dejar de sentirse disminuido. Entonces ¿qué? Lo ves pasar de la mano de una diosa, a la que no le llegarías ni a los talones. No estamos hablando del mismo chico de antes, sino de ese que no entiende que no lo queres en su vida. Las señales parece que no le llegan. Creo que los hombres deberían nacer con antenas parabólicas incluidas en el cerebro para captar todas esas cosas que tratamos de decirles sin decirles. Ni una palabra. Telepáticamente. Si yo te digo que no te quiero hablar y que no tenés que buscarme, ¿que entendes por eso? En fin. De todas formas si uno se pone a pensar bien, no estaría bueno estar embarazada de un crio que tenga que atravesar el camino con una antena cual dumbo en la cabeza. Sigamos con la diosa. La miras y por donde la veas es perfecta. Pelo perfecto, cara perfecta, cuerpo perfecto. Todo. Lastima la cara de boluda. ¿Yo tuve esa cara cuando iba de la mano con vos? Menos mal que ya no es mi realidad. Pero de repente, cuando se pasa toda esa angustia, te das cuenta que no queres mas estar en ese lugar. Ya estuviste ahí y no te gusto. No queres volver a lo de antes. A pesar de tener esos días donde hasta una canción te retrotrae 5 años atrás. Y empezas a darte cuenta que lo mejor que pudo haber hecho fue dejarte. Un día te acercaras y le dirás “el mejor regalo que alguna vez pudiste darme fue irte de mi vida”. La cuestión esta en que el otro lo intente. Pero como me dice Laisa, no es personal. No me lo hiciste a mi, se lo haces a todo el mundo, porque también te lo haces a vos mismo. Parece una frase preformulada por un psicólogo que no tenia muchas ganas de pensar pero realmente si uno no se quiere a si mismo, no va a poder querer a los demás. Y sino, terminas llegando a la conclusión de que…..el tipo puede ser gay.

Hoy hice por primera vez en mi vida una masa casera de tarta. Instantáneamente salió de mi boca una catarata de palabras sin sentido…con ustedes…. “ya me puedo casar”. O sea…¿Qué te pasa por la cabeza para decir eso? Hace 1 año casi estoy negándome a estar en una relación formal hasta con Casper. Siempre metiendo excusas a todo. Siempre buscándole defectos que no tienen a los que han pasado por mi vida. Disfrutando de los deslices pero no dejándolos instalarse en mi casa. Lo bueno es que tengo a mis amigas que están en sintonía conmigo. Esas que me gustaría ver mas pero que un puente en vacaciones (y que no tengo carnet) me lo hace difícil. Ni hablemos de los kilómetros. Ese es otro tema. Lo único malo de aprender a amasar es que me voy a hinchar toda. Porque desde que una amiga me dijo que las harinas te ponen la panzita cual porcel, te cuidas.

Voy a estar eternamente condenada. En cuestiones del amor por decirlo de alguna forma. Hoy no tengo amor ni lo quiero, pero bueno, de repente darte cuenta en medio del súper que la crema que usas para el pelo es para tener “cachos definidos”, te puede poner un poco nerviosa. O sea, me voy a enamorar y siempre voy a ser cornuda. Malditos idiomas. Pero a no hacer drama de las cosas. Si algo me di cuenta este verano (que por cierto no quiero terminar, me niego rotundamente) fue que hay que alivianarse el cuore de cosas. Tenés una historia de vida complicada, perfecto, te entiendo, yo también la tengo. Depende de que perspectiva uses para mirar las situaciones. Toda mi vida tuve que ir al medico. Así es que hoy veo a un señor de bata blanca y me pongo nerviosa. Ni hablemos si te pasas de jelly shots en tu fiesta de egresados y al día siguiente estas 3 horas en la guardia, para que venga el enfermero boludo que va con su ipod para todos lados y te estacione una camilla al lado. “no me voy a impresionar, no me voy a desmayar, son solo caños con sabanas”. Creo que si no lance mas de lo que había hecho en todo el día fue porque tenia a lagartija y a florero al lado. pero bueno. Desde que decidí ser dueña de mi vida, desde que me autoimpuse la regla de no ir al medico hasta que no sea grave, soy mas feliz. ¿Por qué? porque hay menos cuestión dramatúrgica a lo Shakespeare. Mas o menos es la determinación que uno tiene que tener para con esas cosas toxicas que te rodean. Se le puede poner un stop. Y si tenés que atravesarlas, apretate la nariz con los deditos como cuando eras chiquita y te metías al agua. Te daba miedo que te entre y te haga sopa de sesos, pero te zambullías igual. Yo era grosa y me tiraba en la de grandes. Obviamente en la parte bajita porque sino venia Laisa y se asustaba. Bueno, así uno tiene que atravesar las cosas complicadas, difíciles, dolorosas, insoportables, desagradables…y también así tiene que aguantar a los amigos, parientes, personas que ama. Con paciencia y respeto. Con consideración y entendimiento. Obviamente sin hacerse cargo de lo ajeno. Porque ahí esta el problema de por que vivimos tan estresados. Yo no podría ser psicóloga. Porque me tomaría como personal todo lo que le pasa al planeta. Llegaría al punto de sentirme centro de mesa, pero no del estilo de algunas personas a las que les faltan 5 jugadores (definido así por sus relativos más cercanos), sino que sentiría que toda la culpa del mundo la tengo yo. Pero para esto hay solución, y con Laisa la encontramos, nos reímos y hacemos chistes. Es inclusive sanador, porque cuando empezas a echarle la culpa de que se acabe el mundo a un ex, todo lo que pudo haberte hecho resulta indiferente…