miércoles, 3 de noviembre de 2010

Donde pongo el ojo, no miro el resto

De repente la tipa iba por la calle escuchando Stand By Me de Oasis a todo volumen, como si no existiese nada más. Me mire hacia afuera. Si, así como cuando no sos vos pero te estas mirando. Es un poco complejo, no estoy loca, pero me pasa. Era feliz. Iba flotando. Iba escuchando la música y no pasaba nada más alrededor. Menos mal que presto atención por lo menos a los autos. Sino no habría más de mí. Inmediatamente me teletransporté a la playa. Si esos días donde hay sol pero tipo 7 y algo se va. Empieza a desaparecer y las ganas de quedarte hasta que no quede ni siquiera el chango que cuida el baño en la arena. Con el vientito, ese que no te congela, que te alivia el calor y no deja que te insoles. Ahí me sentía. Si miraba lo que me rodeaba, me tiraba planeando por un acantilado, puros autos, más cemento que nunca, algunos árboles porque thanks god que en la cuadra de florero existen algunas manchas verdes en las veredas. No me importó nada. Por fin en mucho tiempo caminar por la ciudad sabiendo que podía cruzarse cualquier persona non grata no me interesó. Iba directo a acostarme cual carne en el asador en la terraza de florero. No me salió muy bien ya que ahora estoy insolada. Pero bueno por lo menos le dije hola a los rayitos solares, junto con El Sol, que nos brindaba la ambientación musical desde su dispositivo móvil. De paso me salió un orzuelo, de esos que son típicos en mi, creo que ya podría añadirlos a la forma de mis ojos. Me duele bastante. Este se rebeló. Salió en la parte de abajo cuando siempre aparecen en el parpado de arriba. ¿Me estará queriendo decir algo? Como decía el posteo de mi amigo el hombre que ama demasiado, mi ojo debe estar tratando de comunicarme algo y yo no lo estoy escuchando. ¿Será enojo?. Espero que no. Porque eso significaría que yo en el fondo estoy así. Creo que es más una molestia. Algo me esta fastidiando. ¿Algo con nombre y apellido?...mmmm no lo creo. Aunque sé que hay varios DNI que me podrían alegrar la existencia.

Llueve. Otra vez en esta ciudad. Como siempre. Es bastante intensa. Me gustaría estar en la vereda mojándome. Seguramente me asome al balcón así me siento como en la ducha. Se me inunda y me pone un poco nerviosa pero no importa. Hoy quiero que el pelo me quede chorreando. Como una vez. Como varias veces. Algunas de esas me enferme y quede 2 semanas en cama, pero otras, quedaron ahí instaladas para siempre en mi cabeza. No me gustaría pasar por eso si estoy esperando el Bondi. Hoy lo espere 30 minutos. Más o menos lo que hubiese tardado si caminaba a mi casa. No quería mover las piernas. Esto de empezar de nuevo con las ojotas me hace sentir como una nena de 1 año que recién sabe lo que es caminar. Parezco medio chueca. Acaba de sonar un relámpago, me encanto. Quisiera tener una cámara para sacarle fotos. Mientras la luz de mi casa esta apagada y yo estoy tirada en mi cama. Repito de nuevo. Es una imagen que me encanta. Hay que compartirla con alguien. Es inspiradora, puede generar ideas en la gente. Voy a proponérselo a la gente que necesite un poco de creatividad en su vida o por lo menos mirar las cosas desde otro punto de vista.

¿Qué me cocino? El eterno dilema. Diario, que me agobia. Señores me da paja agarrar las ollas y sartenes para morfar. Voy a contratar un cocinero, o por lo menos hacerme amiga de algún chef para que me haga el favor. ¡que lindo sería levantar el teléfono y que alguien venga a hacerme la comida!. Una especie de delivery de servicio culinario. Aunque si levanto mi teléfono como siempre hago se cae porque el rulo que ata el tubo al cuerpo principal es muy corto, nunca me acuerdo y queda colgando. Tengo que apretar el botón de cortar para escuchar que la gente me habla. Es así que parezco boluda, diciendo “hola hola hola” en repetidas ocasiones hasta que escucho del otro lado un “si te escucho”. Como me dice mamá.

Me duele la cabeza. Me puse un vaso dado vuelta con una toalla. Como cuando era chica. Bah! Todavía lo sigo haciendo cuando en verano me paso de la raya con los calores. Son varios. Esos que me agarran cuando camino a la casa de mi amiga Bou, a pesar de que no son más de 50 metros suelo sentir desmayos intermitentes. O los que me azotan cuando me dirijo a rendir finales en la facu en diciembre, espero que este año alguien invente un aire acondicionado portátil. Ese calor que me agarra cuando me enojo. Ese no se baja con nada. Hasta que exploto. Pfff ahí si que baja la temperatura. O ese que es muy agradable cuando en invierno tengo frío y me meto en la cama con los pies congelados, y gentilmente alguien me apapacha cual almohada.

Hoy me molestan mis anillos, esos que ya son parte de mis dedos. Algunos desde hace mas de una década. Ya tienen la forma de mi cuerpo, así como el ancho de los anteojos. Si me los saco siento que me falta algo, aunque debo empezar a cambiarlos un poco de lugar. Lo confieso. En las cosas mas inimaginables no cambio por mucho tiempo pero cuando pasa ya no tengo vuelta atrás, ni siquiera atrasando el reloj que hoy programe mal y me hizo llegar tarde…

1 comentario:

  1. Julietaaaaaaaaa!!!!!!! Por fin soy el primero en comentar!!! wiiiiiiii...
    Me encantó el brote de esta vez. Tu amigo, el Hombre Que Ama Demasiado, no se si tiene razón... pero que los ojos hablan, hablan seguro!!! Dicen más de lo que parecieran. ese orsuelo, seguramente, tiene nombre de apellido, o al menos número de DNI. jajaja...
    Un Besote, colega. :)

    FER!

    ResponderEliminar