martes, 30 de noviembre de 2010

Cinta bifaz


Me siento y lo intento. Lo juro gente. Lo intente toda la semana. Siempre puse excusas. Voy a esperar un día más porque voy a tener material. Una mentira para autoconsolar mis no ganas de escribir. No me sale. ¿De qué voy a hablar?. No se flaca, pone los dedos sobre el teclado y que se escriba solo. Bueno acá estoy. Después de mini fumarme con mucho gusto a Iván Noble en el auto de Lolo, me inspiro la voluntad. Quiero seguir escuchándolo pero también quiero mirar tele. Alguien que me explique que pasa. Decidite. Aprende a decir y hacer. Tengo el zoom del programa en chiquito. Parecen letras lejanas. Encima yo no veo mucho. Menos de noche. No reconozco caras. Aunque eso a veces esta bueno. De día me doy cuenta lo feo que sos. ¿Por qué no te mire un poquito mas mientras había estrellas?. En realidad en esta ciudad nunca hay. Por eso tengo ganas de irme de vacaciones. El placer de sentarse cómodamente, clavándose un ferni bien frío y mirar para arriba con cara de idiota. Feliz. Siempre localizo las 3 Marías. Cuando salgo a la puerta de casa. Allá. Donde hace mucho calor de día. Y de noche hay que calzarse el saquito. Donde el olor a lluvia entra por la ventana que esta a la altura de mi almohada y no es necesario salir al balcón.
Viste cuando se te hace nudo en el pecho, que baja y sube constantemente al estomago. Después te da gastritis. No paras de lanzar en todo un día. Tenés que ir a una guardia y te pinchan dos veces. Temblas en la camilla, hay algo que no podes controlar. Los hospitales y las clínicas te ponen mal desde que tenés uso de razón. Siempre me voy a acordar de esa fiesta con pintura fluor y vestido floreado. En realidad no. Mi cabeza, todo mi cuerpo, quedo igual que mi casa. Fue intenso y corto. Pero así fueron las consecuencias. Tanto que no fue necesario hablar. Y dormirse con el sol que ya entra por la ventana. Creo que necesito parar un poco. Este no es un bueno momento para escribir me parece. No se. Yo atraigo las cosas. Lo pienso y aparece. Lo revuelvo con el Sr. de la cabeza y ahí esta. Alguna vez leí algo. Que decía que hay que aprender a decir que no para poder decir que si. No era una proclama a lo negativo. Era saber poner un límite. Entender uno que no quiere hacer eso. Hacérselo saber al otro. “si no lo decís nadie se va a enterar que te pasa”. Me lo dijo como 50 veces el chabon que me banca hablando en la sesión mientras yo como idiota sigo controlando todos mis movimientos y gestos. No se me va a escapar una lágrima mas. No por eso. No por este motivo. Creo que los 30 turnos que me da la obra social no me van a alcanzar.  No voy a hacer eso, no quiero, no tengo ganas. “decilo”. Sisi todo bien, ¿quien se banca el enojo después?. A mi no me sale. Un “si” fácil no tiene sentido. No se disfruta. No se entiende. No lo vuelvo a hacer más. Es una mentira obviamente. Todos lo sabemos. Todos hacen que me creen.
“voy a esperar que pare la lluvia para salir a la calle”. Totalmente empapada a las 2 cuadras. El momento justo. Cuando la cortina de agua era interminable y el cielo mostraba el sol, mientras yo tramite de por medio iba a la casa de mi amiga con el mismo nombre que el astro. No voy a llevar paraguas. Es al pedo. Con los techitos de los edificios me alcanza. “no podías haber esperado un poquito para salir a  caminar?”. Me dijo el taxista, mientras se fumaba un pucho y me ofrecía pañuelitos para que me secara. “si queres hay mas”. Me dio vergüenza, no alcanzaban ni para secarme las pestañas. Justo ese día se me ocurrió ponerme pollera blanca. Los porteros en las entradas se dieron el lujo. Me decían cosas. Yo caminaba rápido. Menos mal que no me puse maquillaje, sino terminaba como el fernet que se me volcó el otro día en la previa sobre la mesada.
No se para que me gasto en pintarme las uñas. Menos de 24 horas después se saltan. Se rompen. Se astillan. Pareciera apropósito. Cuando están al natural, las tipas perfectas. Debe ser que no quieren estar tapadas. Ahora trato de no taparme tanto. Quiero usar polleras mas cortas. No para mostrar el culi, como la pendeja con cara de trasnochada que cursa fotografía con florero y conmigo. Simplemente para pasar por afuera de un hall vidriado y que me guste lo que veo. No al escote. Las cosas que se pueden escuchar son brutales, pero si mostrar el cuello. Para algo mas que sostener el cerebro lo tenés. Empieza la época de las ojotas. Eso me alivia. Me gustan los pies. No de todo el mundo, pero los míos si. No son bellos pero me muestran que llego el verano. Aparecen las marcas de caminar descalza por toda la casa y correr a lo de mi amiga Bou. Los maltrato un poco. Pero también les doy la oportunidad de sentir todo lo que el resto del año no pueden. El pasto alrededor de la hamaca que me construyo mi abuelo cuando tenia 2 años, la madera del entrepiso y de mi departamento, las piedritas del bar donde me acobacho con mis amigas y estoy a salvo, el agua de alguna pileta y la arena calentita a las 7 de la tarde mientras baja el sol en la playa que aseguro me va a traer un cuentito nuevo para empezar el año…

1 comentario:

  1. Que lindo. A pesar de tus pocas ganas de escribir explícitamente manifiestas, me gustó mucho tu crónica de una rutina. "Para decir SI primero hay que decir NO" lo dice mi buen amigo LACAN. Justamente hoy estuve pensando en esa frase. Solo se puede decir SI con respecto a un NO... sino sería un SI ¿con respecto a qué? No hay "si" sin "no". Otra frase que me gusta mucho es "En este juego, gana el que pierde". Te la dejo para que la pienses.
    Yo estoy igual que vos... extraño cipo a moco tendido... jajaja...
    Un Beso, julieta!
    FER!

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