sábado, 19 de febrero de 2011

Era eso entonces...

Esto es así. Hay situaciones en los que uno no quiere estar. Son incómodas. Tenés que dar explicaciones y no sabes que decir. Me di cuenta que siempre paso por una de esas. Una diaria, como un desayuno. Ni hablar de cuando suceden dos momentos que no quisieras repetir en un día. La cosa fue por este lado. Sin cronología alguna paso que llegue tarde a un turno. Todo tipo de explicaciones y porqués a la secretaria del medico. Ese que me deja como nueva, que me hace sonar la espalda y me dice verdades. Ya vuelvo con eso. Entonces la señorita, que tiene aposentado su culi 12 horas mas o menos en la misma silla, que se queja porque suena el teléfono y “no puede ni ir al baño”, que a cada uno que pasa le pide la tarjetita de la obra social que obviamente no te cubre nada, te pregunta tu nombre 3 veces (ni hablemos cuando hay que deletrearle tu apellido para que, cuando termine de escribirlo con toda su paciencia, te diga “¡ah! no es tan difícil). Vos venís embalado pensando que decirle porque llegaste 15 minutos tarde, se te ocurren ideas como que superman justo tuvo que rescatar a un bebe del puente por el que pasabas; te encontraste con el amor de tu vida, te propuso casamiento, te fuiste de viaje a Cancún con el y justito en ese momento te diste cuenta que tenias un turno; te llamo el grupo GEOF para que los ayudes a salvar a los 7 gatos que tiene tu vecina. Pero ¿Qué pasa? Cuando estas parado frente a esa chica que te mira inculcándote toda la culpa de que el mundo ese día sea un desastre, no te salen las palabras. “llegue tarde porque me quede dormida” decís con cara de gatito de Shrek y en seguida halagas algo que haya en su lugar de trabajo. Te da el OK, y te manda a “tomar asiento que ya le avisa al medico que llegaste” (mientras tanto pensas que va a decirle que sos la peor persona del mundo y que te tiene que dejar inconsciente cuando te atienda). ¿Cual es la consecuencia de pasar por esta situación incomoda? Esperas media hora porque el Sr. doctor estaba atrasado.

Siguiendo con esta lógica, ya estando adentro del consultorio, te hacen miles de preguntas respecto al problema por el cual venís. “se nota por tu espalda que no hiciste mucha actividad física este año, y además subiste un poquito de peso lo que te esta complicando la curvatura que tenés ahí, y encima estas muy contracturada, tenés que relajarte un poco mas” (su diagnostico mientras sonríe y vos pensas que tuviste un año complicado, que no tenias ganas de moverte, que tu vida era un desastre, que te divertías mucho mas de lo que pensabas, que tuviste que ponerle fuerza de voluntad a otras cosas mas importantes). Hasta ahí viene todo bien, pero el Sr. se acuerda de tu existencia y te hace una pregunta que ya te han hecho todos los que se cruzaron con tu persona después de 6 meses. “¿Seguís de novia che?” o “¿Cómo anda ese novio?”. No es que te afecte por sentimientos, pero el hecho de que hace casi 1 año que disfrutes ser soltera y realmente estés feliz no les alcanza para ubicarse y no decir esas palabras. “no tengo novio hace rato” contestas automatizadamente, como lo venís haciendo y te empieza a molestar.

Ni hablemos de esos médicos que por su especialización te ponen nervioso. Anunciarse en la recepción es todo un parto. “hola tengo un turno con el doctor Pepe”. Sin pensarlo, sin mirarte y ya resignada a su puesto de trabajo, la secretaria te dice a los gritos “venias para el…” y ahí lo dice. Acá dejo a su criterio que tipo de rama de la medicina los hace poner la piel de gallina y los hace decir esas palabras en volumen bajito y con los labios apretados. Pero esa sensación de que toda la sala de espera de la clínica se da vuelta para mirarte es inevitablemente molesta. Ya adentro del espacio de 2x2 que les dan para atenderte, te hace todo tipo de revisaciones que dejan expuestas todas las partes que no tenes ganas de mostrar. Da la casualidad que en ese preciso momento entran las enfermeras, otros doctores, todo el mundo, y vos tratas de taparte como podes pero no te sale, porque el medico te mira con cara de culo porque no lo dejas trabajar. Cuando salís de ahí lo único que queres es un abrazo de tu mamá y tomarte un helado bien grande para sentirte mejor.

Otra experiencia que te hace pensar sin parar “me quiero ir de acá” es estar en una fiesta donde hay un pibe que te esta acosando. El tipo no se da cuenta que no queres que te hable tan cerca porque te escupe, no queres que te toque la cara porque sabes que acaba de volver del baño y no se lavo las manos, que te tira comentarios del estilo “¿Qué hago? Tengo dos opciones…..¿te doy un beso o te vas conmigo esta noche?” (Sepan que lo suavice para que sea apto para el horario de protección al menor). Vos lo miras y además de pensar que es tarado, te parece conocido de algún lado. Hasta que te dice como se llama y automáticamente viene a tu cabeza la voz de tu ex de hace 5 años llamándolo a él. Te empezas a reír y tratas de explicarle al chango que lo tenés visto pero no podes largarle de donde. Hasta que el pibe se da cuenta y se empieza a acordar de vos. De quien eras, con quien estabas, que fue a tu casa para tu cumpleaños con tu ex, todos los detalles. Inmediatamente su intención al acercarse a hablarte es diferente. Ya no te encara, ya no te dice cosas desubicadas, ya no se cree el macho argentino, pero para tu mala suerte te empieza a hablar sin parar de tu ex. Tratas de decirle sin que te escuche que hace mil años que no lo ves, que no sabes que es de su vida excepto las pocas cosas que a veces ves en la red social, pero este chico no para de hablarte de ese amor que tuviste a los 17 años. Te halaga diciéndote que estas mas grande, que por eso no te había reconocido (por dentro pensas y luego se lo decís “este boludo me esta diciendo que estoy mas baqueteada que nunca, lo mato”) pero seguís charlando sin parar de cosas que pasaron hace siglos. De repente sale de tu boca algo que te deja reflexionando. “…igual no te debes acordar tanto de mi porque mi relación con ‘ese sujeto’ (no doy nombres) fue insignificante, salimos dos meses nada mas…”. Al día siguiente te das cuenta que todo eso que en su momento fue importante y te hizo tanto bien como mal, hoy no es más que un par de recuerdos para hablar con alguien a las 3 de la mañana…

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