domingo, 30 de marzo de 2014

Relatos del mas allá

Porque a veces no alcanza con que se te mueran personas amadas en 6 meses, ni que apuestes a alguien que te deja pagando…el fernet en la barra y se va a tomarlo con otra. A veces sucede que también juega tu equipo y pierde porque si, y vos escribís un posteo después de 200 años recién salida de la ducha, despeinada, comiendo una galleta de arroz (con sal que no es salada).  Puede pasar también que estés lavando la colección de vasos de colores que incorporaste a tu casa y sientas agua en los pies. Claramente no te hiciste pis (o eso crees), y cuando miras hacia abajo, una corriente de un liquido negruzco atraviesa tu cocina y llega hasta el living. Y cuál es la consecuencia?... después de 2 horas de proceso que incluyeron a un destapador oficial de cañerías y tus manos llenas de grasa, te das cuenta que estuviste con la ventana abierta y el culo para arriba apuntando a los vecinos con un short que se te bajaba y dejaba poco a la imaginación.  Menos mal que no me pinté las uñas, porque ahí sí que me hubiese enojado con intensidad. Parece un detalle menor pero con lo que me cuesta lookear la mano derecha, esto hubiese sido una tragedia.

Hablemos de que la tecnología cada vez mas es un invento de la era paleolítica y nos hicieron creer que era el futuro. Mi teléfono debe estar andando mal, porque no me llamó en todo el día. Esto de llegar a una edad donde no sos grande ni chico, y ver que la gente alrededor tuyo empieza a convivir, empieza a casarse y vos no salís de las conversaciones con caritas de whatsapp, genera una especie de replanteo existencial (que obviamente termina en el momento en que ves los zapatos perfectos para el nuevo vestido que te compraste).
Como la ley de la vida, o por lo menos de la mía es el extremismo, puedo pasar de tener un total desinterés (o ni siquiera notarlo) a querer todo junto. Antes no utilizaba aceite de oliva, hoy lo pongo hasta la sopa. Antes no pensaba en decorar una cajonera y hoy no puedo contemplar ese mueble sin algún tipo de arreglo. Viniendo al caso, pasé por una pinturería (y después de que el vendedor quisiera levantarme con frases de sabina) logré que me mostrara unas mini latas de pintura blanca. En qué momento de la existencia humana una lata pasó a costar lo que cuesta una lata. Es pintura blanca, es algo aburrido, es…algo que necesito.


Porque a veces necesitamos un poco de estabilidad. Un poco de blanco en los muebles y manteles celestes de lunares que sean compartidos mientras comes una tostada. Para mí la estabilidad es un café a la mañana. Pero no hay que confundir la estabilidad con rutina (cosa que me cuesta bastante desde que tomé conciencia de lo que es el automatismo), uno puede tener una soguita al costado del puente mientras cruza las cataratas del Iguazú. Es saber que el shampoo que compras te deja el pelo como lo queres, lo necesitas y lo sabes llevar…como una leona.

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