Porque a veces no alcanza con que se te mueran personas
amadas en 6 meses, ni que apuestes a alguien que te deja pagando…el fernet en
la barra y se va a tomarlo con otra. A veces sucede que también juega tu equipo
y pierde porque si, y vos escribís un posteo después de 200 años recién salida
de la ducha, despeinada, comiendo una galleta de arroz (con sal que no es
salada). Puede pasar también que estés
lavando la colección de vasos de colores que incorporaste a tu casa y sientas
agua en los pies. Claramente no te hiciste pis (o eso crees), y cuando miras
hacia abajo, una corriente de un liquido negruzco atraviesa tu cocina y llega
hasta el living. Y cuál es la consecuencia?... después de 2 horas de proceso
que incluyeron a un destapador oficial de cañerías y tus manos llenas de grasa,
te das cuenta que estuviste con la ventana abierta y el culo para arriba
apuntando a los vecinos con un short que se te bajaba y dejaba poco a la
imaginación. Menos mal que no me pinté
las uñas, porque ahí sí que me hubiese enojado con intensidad. Parece un
detalle menor pero con lo que me cuesta lookear la mano derecha, esto hubiese
sido una tragedia.
Hablemos de que la tecnología cada vez mas es un invento de
la era paleolítica y nos hicieron creer que era el futuro. Mi teléfono debe
estar andando mal, porque no me llamó en todo el día. Esto de llegar a una edad
donde no sos grande ni chico, y ver que la gente alrededor tuyo empieza a
convivir, empieza a casarse y vos no salís de las conversaciones con caritas de
whatsapp, genera una especie de replanteo existencial (que obviamente termina
en el momento en que ves los zapatos perfectos para el nuevo vestido que te compraste).
Como la ley de la vida, o por lo menos de la mía es el
extremismo, puedo pasar de tener un total desinterés (o ni siquiera notarlo) a
querer todo junto. Antes no utilizaba aceite de oliva, hoy lo pongo hasta la
sopa. Antes no pensaba en decorar una cajonera y hoy no puedo contemplar ese
mueble sin algún tipo de arreglo. Viniendo al caso, pasé por una pinturería (y después
de que el vendedor quisiera levantarme con frases de sabina) logré que me
mostrara unas mini latas de pintura blanca. En qué momento de la existencia
humana una lata pasó a costar lo que cuesta una lata. Es pintura blanca, es
algo aburrido, es…algo que necesito.
Porque a veces necesitamos un poco de estabilidad. Un poco
de blanco en los muebles y manteles celestes de lunares que sean compartidos
mientras comes una tostada. Para mí la estabilidad es un café a la mañana. Pero
no hay que confundir la estabilidad con rutina (cosa que me cuesta bastante
desde que tomé conciencia de lo que es el automatismo), uno puede tener una
soguita al costado del puente mientras cruza las cataratas del Iguazú. Es saber
que el shampoo que compras te deja el pelo como lo queres, lo necesitas y lo
sabes llevar…como una leona.
Siempre!
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