martes, 5 de abril de 2011

Asimismo, de igual forma..

Vamos a empezar por algo. Si bien no me gusta la bipolaridad climática que hay en estos días de abril, la cosa se va poniendo linda. A la mañana caminando por una calle que no suelo transitar, el vientito frío me pegó en la cara. LA felicidad. Como me dijo mi amiga la futura psicóloga “un día de sol y frío me hace feliz”. Si señores, esa es la cuestión. Igual que clavarse una cuchara sopera de dulce de leche del pote. Una torta de chocolate, un café a la mañana que parece estar más rico que nunca. Placeres de la vida que no me niego. Intento cuidarme la cuestión física, pero hasta ahí no mas. Sé que podría estar mejor. Lo reconozco, pero la cara de idiota que pongo cuando me como un bon o bon no tiene precio. La misma expresión que aparece cuando recibo un mensajito que esperaba. No sucede mucho porque últimamente entre florero, mi madre y El tipo, mi crédito desaparece en cuestiones que nada tienen que ver con el amor. Aunque si me dejo llevar por el episodio sucedido en la radio hace un par de semanas, florero y yo somos como novias. Uno hace la transferencia. Hacia las personas menos pensadas me parece. Que se agarre el próximo con el que haga simbiosis si llega a ser un congo, la cuestión de hacerle koala se va a convertir en aspecto prioritario. Ojala suceda con el que, como quien no quiere la cosa, aparece cual huracán Katrina en mi vida. Porque todos tenemos esos momentos, personas o situaciones que nos revolotean. “Me agarran cosquillas en la panza” le confesé a florero. Y es así. A veces uno tiene que darle descanso al cuore, con situaciones conflictivas. Pero otras hay que dárselo desde la emoción. Demasiadas cosas juntas te ponen contenta y te pueden hacer feliz, pero te generan una ansiedad que te lleva a planchar a las 2 de la mañana. A ir caminando por la calle tan concentrada en lo que estas pensando que te pasas media cuadra de tu casa (conste que iba por la vereda del frente). Menos mal que no me pasa arriba del Bondi. Hoy había una señora con su nena. Aparentemente se tomaron el cole equivocado o no preguntaron bien. Puede ser también que el colectivero este tan distraído por la vida como yo y le haya dicho a la mujer que iba a seguir derechito por esa avenida. Lo cierto es que tuve que mirar dos veces al cartel interno del Bondi para asegurar que yo tampoco me había equivocado.

A todo esto cuando me levante, asustada porque me quede dormida gracias a los “5 minutitos mas”, era temprano todavía. No tenía tiempo para desayunar pero lo iba a hacer después. Total tengo para rato con el culo pegado a la silla gracias a la tesis. Un café mientras leo sobre los tintus que me quiero tomar no viene mal. Intente levantar la persiana y mágicamente hizo..¡PUM!. se corto la correa. ¡no es justo!. Necesito la luz para terminar de despertarme y no ser un zombie. Me lave la cara tres veces para despertarme y aun así no había caso. Esto de tener la cuestión dormidora alterada repercute en todo. Tanto que me compre un esmalte de un color que dije que nunca iba a usar porque me iba a hacer parecer de la saga twiglight. Ahí no mas, la tipa se pinto las uñas de color “yo nunca”.

Si me ve no me reconoce. Es algo que pienso algunas veces. Ese alguien no es nadie en particular, sino mucha gente que pasado pisado de por medio, quedo como una anécdota mas. A ver flaca, no te hiciste una cirugía de reconstrucción facial. Esta bien que Pablo Andrés aparece a veces para cagarte la existencia o para alegrarte, pero no sos otra. Bueno, para el Sr. de la cabeza si. Yo creo que simplemente…me estoy poniendo abuela.

Colgué un móvil en mi casa. En medio del pasillo. Esta ahí, presente y molesto como yo. En el medio de la vida de la gente. Atravesada en el paso, sobretodo de la gente mas alta. Es una buena metáfora de mi persona. Es un regalo que me hicieron cuando tenía 15 y nunca tuvo lugar. Era hora que lo pudiese exponer. Tiene dibujado el símbolo que utilizaba en esa época para identificarme. Con estas cuestiones de la adolescencia y la definición del Yo, el SuperYo y todos los Yo que entran en mi cabeza, pase por todos los estilos. Algunos debo admitir que me dan vergüenza. Solo voy a decir que una vez me puse una binchita en la frente y un cinturón de elástico rayado fucsia, amarillo y violeta. Dejo a su criterio cuan muzzarella, indefinido, confundido o “pedazo de pelotuda” era mi look.

Por lo pronto hablar de comida me incita a organizar una salida a cenar con mis amigos, lo cual no hacemos mucho porque la economía hogareña no nos da para tanto y nos reservamos para pasar por la roti y ensuciar platos de alguna casa. Así como ir al cine, cosa que quiero hacer hace rato pero no me sale planificar. Creo que voy a tener que conseguir un amigo pochoclero que no tenga miedo de darme la mano mientras me asusto en la única parte de la película en la que todos se ríen…

1 comentario: